Un día comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber. Salmo 19:2.
Lectura: Salmo
19:1-6. Versículo del día: Salmo 19:2.
MEDITACIÓN DIARIA
Todo el Salmo 19 me
parece hermoso, pero sus primeros versículos sobrepasan esta belleza. Es que la
inspiración del rey David va más allá de donde normalmente imaginamos. Sólo la
sabiduría dictada por el Espíritu Santo pudieron plasmar esas palabras tan
profundas para darnos a conocer la grandeza de nuestro Dios. Nos hace entender
que no hay necesidad de ser tan elocuentes descifrando la creación divina,
porque el mismo correr del día tras el día y de la noche tras la noche, ya de
por sí solos, nos llevan a admirarla. “Sin palabras, sin lenguaje, sin una voz
perceptible, por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras llegan hasta los
confines del mundo!” (vv. 3-4a).
¡Oh Dios! ¿Aún me queda
difícil comprender por qué el hombre no cree en Ti? Ese tu día va compartiendo
la noticia que no se hizo solo, y le rinde honor y gloria a su Creador. Sigue
su curso, al igual que el sol que no se detiene, y continúa su recorrido sin
parar. Todo fue y está milimétricamente diseñado de tal manera que ni el día ni
la noche se detienen. El sol radiante nunca se estrella con su hermana luna ni
pelean entre sí, por el uno alumbrar el día y la otra resaltar la noche. ¡Bello
diseño divino! “Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la
obra de sus manos” (v. 1).
Señor y Dios: Tu
naturaleza nos inspira, nos quebranta y a la vez nos hace reflexionar sobre tu
poder y majestad. Como dice la canción: ninguno te reclama por qué los hiciste
así; al contrario, se juntan en el firmamento para exaltarte y con su andar
pausado y firme exaltar la obra de tus manos. Tu grandeza Señor es inescrutable.
Eres el Rey, el Amo, el Señor. Eres la belleza, la armonía, la exactitud y la
delicadeza. ¡Tú lo encierras todo! ¡Te amamos buen Dios!
Un abrazo y
bendiciones.
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