Cuídame como a la niña de tus ojos; escóndeme, bajo la sombra de tus alas.
Salmo 17:8.
Lectura: Salmo
17:1-15. Versículo del día: Salmo17:8.
MEDITACIÓN DIARIA
David vivió bajo
tensión y amenazado mucho tiempo y en este Salmo le pide al Señor su protección
profunda. Inspirado por el Espíritu como en todos sus salmos, le ruega que le
cuide como a la niña de sus ojos. Dicen que a veces se ganan enemigos a priori
y es cierto. Pero en un mundo convulsionado y caído no necesitamos esta clase
de enemigos porque por donde quiera que vayamos o nos movamos, estamos
expuestos a algún peligro. De ahí he
llegado a la conclusión que necesitamos que nuestro buen Señor nos cuide
también como a la niña de sus ojos; que nos esconda bajo la sombra de sus alas.
Me parece tan hermoso pensar en lo profundo de su amor, ¡que hasta debajo de
sus alas podemos encontrar refugio!
Yo asemejo este
versículo a lo dicho por el Señor a Jerusalén: “¡Jerusalén, Jerusalén, que
matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise
reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas,
pero no quisiste!” (Mateo 23:37). ¡Me estremezco pensando en la hermosura y
sensibilidad de nuestro amado Señor! Él está siempre dispuesto a hacerlo pero
somos los encargados de no querer esa protección. Creo que cada uno de nosotros
hacemos parte de su Jerusalén: vino a buscarnos, rescatarnos y darnos
protección y sin embargo le rechazamos. Y si hay honestidad tenemos que reconocer
que urgentemente le necesitamos. Le necesitamos para sostenernos en sus brazos,
para albergarnos bajo su manto, para levantarnos con su amor y ante todo para
recibir perdón con su sangre.
Por favor, no
desperdiciemos el ser la niña de sus ojos. Dejémonos envolver en su amor y
recurramos a su cuidado. ¡Él es el único que nos asiste verdaderamente!
Amado Señor Jesús:
Recurrimos a Ti porque en nadie más hallaremos la ternura, comprensión y
cuidado como Contigo. Gracias porque no es que te busquemos, sino que en tu
infinita misericordia, tu amor llega hasta nosotros como una sombra que nos
envuelve de tal manera que hallamos refugio seguro en Ti. ¡Gracias por ser la
niña de tus ojos!
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario