lunes, 5 de septiembre de 2016

Gracias por ser la niña de tus ojos

Cuídame como a la niña de tus ojos; escóndeme, bajo la sombra de tus alas. 
Salmo 17:8.

Lectura: Salmo 17:1-15.  Versículo del día: Salmo17:8.

MEDITACIÓN DIARIA

David vivió bajo tensión y amenazado mucho tiempo y en este Salmo le pide al Señor su protección profunda. Inspirado por el Espíritu como en todos sus salmos, le ruega  que  le cuide como a la niña de sus ojos. Dicen que a veces se ganan enemigos a priori y es cierto. Pero en un mundo convulsionado y caído no necesitamos esta clase de enemigos porque por donde quiera que vayamos o nos movamos, estamos expuestos  a algún peligro. De ahí he llegado a la conclusión que necesitamos que nuestro buen Señor nos cuide también como a la niña de sus ojos; que nos esconda bajo la sombra de sus alas. Me parece tan hermoso pensar en lo profundo de su amor, ¡que hasta debajo de sus alas podemos encontrar refugio!
Yo asemejo este versículo a lo dicho por el Señor a Jerusalén: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!” (Mateo 23:37). ¡Me estremezco pensando en la hermosura y sensibilidad de nuestro amado Señor! Él está siempre dispuesto a hacerlo pero somos los encargados de no querer esa protección. Creo que cada uno de nosotros hacemos parte de su Jerusalén: vino a buscarnos, rescatarnos y darnos protección y sin embargo le rechazamos. Y si hay honestidad tenemos que reconocer que urgentemente le necesitamos. Le necesitamos para sostenernos en sus brazos, para albergarnos bajo su manto, para levantarnos con su amor y ante todo para recibir perdón con su sangre.
Por favor, no desperdiciemos el ser la niña de sus ojos. Dejémonos envolver en su amor y recurramos a su cuidado. ¡Él es el único que nos asiste verdaderamente!

Amado Señor Jesús: Recurrimos a Ti porque en nadie más hallaremos la ternura, comprensión y cuidado como Contigo. Gracias porque no es que te busquemos, sino que en tu infinita misericordia, tu amor llega hasta nosotros como una sombra que nos envuelve de tal manera que hallamos refugio seguro en Ti. ¡Gracias por ser la niña de tus ojos!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: