Que abunden en ustedes la gracia y la paz por medio del conocimiento que tienen de Dios y de Jesús nuestro Señor. 2 Pedro 1:2.
Lectura: 2 Pedro 1:1-21. Versículo del día: 2 Pedro 1:2.
MEDITACIÓN DIARIA
Nosotros los cristianos somos privilegiados;
al conocer al Señor se nos abre el panorama y empezamos a entender su Palabra: “Su
divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia
gloria y potencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir
como Dios manda” (v. 3). Pedro nos insta a acogernos de sus promesas preciosas y magníficas (v. 4); promesas que
son para nosotros y que si nos las dio, no son para rechazarlas ni hacer caso
omiso de ellas. Es para que estas nos impulsen a afirmarnos en la fe. “Precisamente
por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al
entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia,
devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal,
amor” (vv. 5-7). El apóstol enseña que
si estas cualidades abundan nos harán crecer en el conocimiento, y además no
permitirán que seamos improductivos e ineficientes (v. 8). Tenemos que ponerlas
en práctica para no convertirnos en cristianos carnales sino espirituales.
También Pedro quien
convivió con el Señor Jesucristo puede dar veracidad sobre la Escritura y sus
profecías ya que él mismo pudo comprobar que Jesús era el enviado del Padre, “cuando
desde la majestuosa gloria se le dirigió aquella voz que dijo: Éste es mi Hijo
amado; estoy muy complacido con él” (v. 17). Por lo tanto nos instruye en lo
siguiente: “Ante todo, tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura
surge de la interpretación particular de nadie. Porque la profecía no ha tenido su origen en
la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados
por el Espíritu Santo” (vv. 20-21). Personalmente considero muy importante lo
dicho por Pedro, ya que en la actualidad no son las profecías de la Escritura
las que prevalecen, sino las de cantidad de impostores que haciéndose llamar ‘profetas’
engañan y confunden a los del rebaño del Señor.
Como conclusión: el
conocimiento verdadero de nuestro Salvador nos llevará a poseer la gracia y paz
que necesitamos para desenvolvernos en este mundo caído. Busquémosle
sinceramente y marquemos la diferencia como cristianos acogiendo sus promesas,
y teniendo la bendita esperanza de las profecías de la Escritura. Esto nos incentivará
no solo a llevar una vida recta sino también a ser productivos como discípulos del
Señor, para que su obra crezca y se extienda por todo el universo.
Amado Señor: Gracias
por tu instrucción. Gracias por ser parte de los tuyos. Gracias por las
promesas con las que nos alimentas cada día, y gracias porque sabemos que
volverás para llevarnos Contigo y estar por siempre a tu lado. ¡Te amamos
Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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