miércoles, 21 de septiembre de 2016

Promesas y profecías para nosotros

Que abunden en ustedes la gracia y la paz por medio del conocimiento que tienen de Dios y de Jesús nuestro Señor. 2 Pedro 1:2.

Lectura: 2 Pedro 1:1-21.  Versículo del día: 2 Pedro 1:2.

MEDITACIÓN DIARIA

Nosotros los cristianos somos privilegiados; al conocer al Señor se nos abre el panorama y empezamos a entender su Palabra: “Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y potencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda” (v. 3). Pedro nos insta a acogernos de sus promesas  preciosas y magníficas (v. 4); promesas que son para nosotros y que si nos las dio, no son para rechazarlas ni hacer caso omiso de ellas. Es para que estas nos impulsen a afirmarnos en la fe. “Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor” (vv. 5-7). El apóstol  enseña que si estas cualidades abundan nos harán crecer en el conocimiento, y además no permitirán que seamos improductivos e ineficientes (v. 8). Tenemos que ponerlas en práctica para no convertirnos en cristianos carnales sino espirituales.
También Pedro quien convivió con el Señor Jesucristo puede dar veracidad sobre la Escritura y sus profecías ya que él mismo pudo comprobar que Jesús era el enviado del Padre, “cuando desde la majestuosa gloria se le dirigió aquella voz que dijo: Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él” (v. 17). Por lo tanto nos instruye en lo siguiente: “Ante todo, tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de la interpretación particular de nadie.  Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo” (vv. 20-21). Personalmente considero muy importante lo dicho por Pedro, ya que en la actualidad no son las profecías de la Escritura las que prevalecen, sino las de cantidad de impostores que haciéndose llamar ‘profetas’ engañan y confunden a los del rebaño del Señor.
Como conclusión: el conocimiento verdadero de nuestro Salvador nos llevará a poseer la gracia y paz que necesitamos para desenvolvernos en este mundo caído. Busquémosle sinceramente y marquemos la diferencia como cristianos acogiendo sus promesas, y teniendo la bendita esperanza de las profecías de la Escritura. Esto nos incentivará no solo a llevar una vida recta sino también a ser productivos como discípulos del Señor, para que su obra crezca y se extienda por todo el universo.

Amado Señor: Gracias por tu instrucción. Gracias por ser parte de los tuyos. Gracias por las promesas con las que nos alimentas cada día, y gracias porque sabemos que volverás para llevarnos Contigo y estar por siempre a tu lado. ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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