Me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre.
Salmo 23:3.
Lectura: Salmo
23:1-6. Versículo del día: Salmo 23:3.
MEDITACIÓN DIARIA
Definitivamente, el
Señor cuida tanto de sus ovejitas que cuando ya no deseamos pararnos para
seguir caminando, nos levanta renovando nuestras fuerzas. Asemejo este
versículo con la imagen de Jesús llevando una ovejita en sus brazos y la
verdad, me imagino cuando estoy tan cansada y agotada que así me cargará. Es
que, no sé, pero el Señor se las ingenia para en un momento dado transportarme
a verdes prados y a aguas tranquilas para calmar mi ansiedad y darme sosiego.
¡Gracias Señor por tu cuidado y fidelidad!
David compuso este
Salmo y sabía exactamente la misión puesto que fue el pastor del rebaño de su
padre. Conocía perfectamente las necesidades de su redil y sus deberes para con
ellas no se hacían esperar. Vemos que el pastor de una manada busca siempre
proveerles resguardo, verdes pastos, agua, e incluso protección a sus ovejitas.
Este Salmo nos invita a buscar en nuestro amado Señor, al Pastor por
excelencia. “Como un pastor que cuida su rebaño, recoge los corderos en sus
brazos; los lleva junto a su pecho, y guía con cuidado a las recién paridas”
(Isaías 40:11). Jesús el buen Pastor las conoce perfectamente y las llama a
cada una por su nombre, las saca del redil y va delante de ellas; sus ovejas le
siguen porque reconocen su voz (Juan 10:3-4).
Dejémonos guiar, amar y
consentir por nuestro buen Pastor. Él sabe el momento y el tiempo exacto en que
tiene que levantarnos y llevarnos cargados; entiende y conoce nuestras
necesidades y nos provee de alimento, agua, refugio y consuelo.
Amado Señor Jesús:
gracias por ser tan especial. Gracias porque como el mejor de los Pastores,
cuando nos ves lastimados y en soledad, vienes a nosotros para hacernos
compañía, curar las heridas y renovar nuestras fuerzas, permitiéndonos
descansar en tu regazo. ¡Te amamos bendito Jesús!
Un abrazo y
bendiciones.
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