De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios –Dijo Jesús.Juan 3:3.
Lectura: Juan
3:1-13. Versículo del día: Juan 3:3.
MEDITACIÓN DIARIA
Nicodemo era un maestro
de la ley a quien Jesús le enseñó sobre el nuevo nacimiento. El nacimiento
espiritual que todos deberíamos tomar para estar completos en las tres áreas
que poseemos. Normalmente entendemos la física y emocional pero la espiritual
la dejamos por puertas y Blas Pascal lo definió muy bien diciendo que en el
corazón humano había un vacío que solo podría ser lleno por Dios a través de
Jesucristo, y así es.
Nicodemo siendo todo un
maestro dirigente judío, no entendía estas cosas; el Señor tuvo que explicarle
paso por paso cómo se producía este segundo nacimiento. Hay que nacer del agua
y del espíritu, le dijo, para entrar en el reino de Dios (v. 5). Igualmente
sucede ahora: son muchos los que se dicen cristianos, pero solamente de nombre
porque jamás han permitido que Jesús nazca en sus corazones como Señor y
Salvador. Recordemos que en Juan 1:12 dice que a cuantos lo recibieron les dio
el derecho de ser hijos de Dios. Es que Dios en su infinita misericordia nos
mandó a su Hijo para que Él nos sirviera de puente y poder restablecer
nuevamente la relación que se había roto con el pecado de desobediencia de Adán
y Eva. Juan 3:16 afirma: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo
unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida
eterna”.
Nacer de nuevo es
permitirle a Jesús tomar el trono de nuestra vida; es desplazar el ego
empotrado que tenemos y decirle: ‘siéntate por mí’. Es entregarle todas las áreas
que en general están desmoronadas, para que el Señor vaya componiéndolas
adecuadamente hasta completar su buena obra en la persona que ha decidido confesarle
con su boca como su Señor y Salvador.
Así que si crees que te
pasa igual que a Nicodemo, te invito a orarle a Jesús, así:
Amado Jesús: Yo te
necesito y te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador.
Gracias por haber venido a pagar por mi pecado y desde ahora hacerme una nueva
creación. Toma el control de mi vida y hazme la persona que deseas que yo sea.
En tu nombre Jesús, amén.
Un abrazo y bendiciones.
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