miércoles, 17 de febrero de 2016

Todos necesitamos el nuevo nacimiento




De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios –Dijo Jesús. 
Juan 3:3.


Lectura: Juan 3:1-13.  Versículo del día: Juan 3:3.

MEDITACIÓN DIARIA

Nicodemo era un maestro de la ley a quien Jesús le enseñó sobre el nuevo nacimiento. El nacimiento espiritual que todos deberíamos tomar para estar completos en las tres áreas que poseemos. Normalmente entendemos la física y emocional pero la espiritual la dejamos por puertas y Blas Pascal lo definió muy bien diciendo que en el corazón humano había un vacío que solo podría ser lleno por Dios a través de Jesucristo, y así es.
Nicodemo siendo todo un maestro dirigente judío, no entendía estas cosas; el Señor tuvo que explicarle paso por paso cómo se producía este segundo nacimiento. Hay que nacer del agua y del espíritu, le dijo, para entrar en el reino de Dios (v. 5). Igualmente sucede ahora: son muchos los que se dicen cristianos, pero solamente de nombre porque jamás han permitido que Jesús nazca en sus corazones como Señor y Salvador. Recordemos que en Juan 1:12 dice que a cuantos lo recibieron les dio el derecho de ser hijos de Dios. Es que Dios en su infinita misericordia nos mandó a su Hijo para que Él nos sirviera de puente y poder restablecer nuevamente la relación que se había roto con el pecado de desobediencia de Adán y Eva. Juan 3:16 afirma: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”.
Nacer de nuevo es permitirle a Jesús tomar el trono de nuestra vida; es desplazar el ego empotrado que tenemos y decirle: ‘siéntate por mí’. Es entregarle todas las áreas que en general están desmoronadas, para que el Señor vaya componiéndolas adecuadamente hasta completar su buena obra en la persona que ha decidido confesarle con su boca como su Señor y Salvador.
Así que si crees que te pasa igual que a Nicodemo, te invito a orarle a Jesús, así:

Amado Jesús: Yo te necesito y te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Gracias por haber venido a pagar por mi pecado y desde ahora hacerme una nueva creación. Toma el control de mi vida y hazme la persona que deseas que yo sea. En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

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