sábado, 20 de febrero de 2016

Hay que practicar el derecho y la justicia




Así dice el Señor: ‘Practiquen el derecho y la justicia. Libren al oprimido del poder del opresor. No maltraten ni hagan violencia al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derramen sangre inocente en este lugar. 
Jeremías 22:3.


Lectura: Jeremías 22:1-17.  Versículo del día: Jeremías 22:3.

MEDITACIÓN DIARIA

Aunque a todos nos corresponde obrar como el Señor nos lo manda en el versículo del día, tal pareciera que estas palabras conciernen más a los dirigentes y gobernantes. Sin embargo las injusticias sociales se ven a menudo especialmente en nuestros países tercermundistas, donde el rico quiere ser más rico pasando por encima del pobre y del necesitado. Igual vemos con qué tranquilidad muchos mal llamados empresarios, se aprovechan de las penurias de los desempleados, para engañarlos y si acaso pagarles un salario irrisorio: “¡Ay del que edifica su casa y sus habitaciones superiores violentando la justicia y el derecho! ¡Ay del que obliga a su prójimo a trabajar de balde, y no le paga por su trabajo!” (v. 13). Todos ellos tienen un ‘¡Ay!’ y a esta exclamación sí que se le debe poner atención porque no está escrita porque sí; es muy delicado lo que Dios nos quiere avisar cuando nos encontramos con un ‘¡Ay!’.
Dios les dice a los reyes de esa época, o sea los gobernantes de ahora: que sólo desean llegar al poder para actuar suciamente: “Pero tus ojos y tu corazón sólo buscan ganancias deshonestas, sólo buscan derramar sangre inocente y practicar la opresión y la violencia” (v. 17).
Pongamos mucha atención en lo que Dios demanda de nosotros y empecemos a practicar como debe ser el derecho y la justicia: “Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón” (Proverbios 3:3), practicando el amor y la verdad podemos ser justos con el prójimo. Y en cuanto a los que presiden una nación o pueblo, oremos por ellos que es lo que nos corresponde hacer.

Amado Señor: Pon en nuestros corazones el firme propósito de ser justos no solamente con los que trabajan con nosotros, sino  en general con todos los que nos rodean.  Permite que tengamos en cuenta al huérfano, a la viuda y al extranjero como personas especiales para ti. Oramos también por nuestros gobernantes y dirigentes para que ellos te conozcan y ejerzan su gestión practicando el derecho y la justicia. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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