viernes, 5 de febrero de 2016

Nos corresponde perseverar en la fe




Tú, Señor, eres justo cuando argumento contigo. Sin embargo, quisiera exponerte algunas cuestiones de justicia. ¿Por qué prosperan los malvados? ¿Por qué viven tranquilos los traidores? 
Jeremías 12:1.


Lectura: Jeremías 12:1-6.  Versículo del día: Jeremías 12:1.

MEDITACIÓN DIARIA

Igual queja le presentaba al Señor el profeta Habacuc (Habacuc 1:13). A Jeremías le responde: “Si los que corren a pie han hecho que te canses, ¿cómo competirás con los caballos? Si te sientes confiado en una tierra tranquila, ¿qué harás en la espesura del Jordán?” (v. 5 en la lectura). A Habacuc, le aclara lo siguiente: “El insolente no tiene el alma recta, pero el justo vivirá por su fe. Además, la riqueza es traicionera; por eso el soberbio no permanecerá” (Habacuc 2:4-5a). En mi concepto no es más que el Señor haciéndonos ver que no podemos desmoralizarnos a causa de los injustos que son los que van corriendo a pie porque entonces, ¿qué les podemos trasmitir a los que sí creen su Palabra? No nos queda nada más que tener  la mirada puesta en el Señor y seguir adelante, como le respondió a Habacuc: “el justo vivirá por su fe”. Nos espera la gloria futura y esta esperanza tiene que ser la que motive nuestra fe a seguir a persistir sin desmayar a pesar de las dificultades.
Si somos honestos, todos nosotros en algún momento de nuestra vida cristiana nos hemos preguntado o hemos cuestionado al Señor sobre lo mismo. “No te irrites a causa de los impíos ni envidies a los que cometen injusticias” (Salmo 37:1); “Sentí envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de esos malvados…” (Salmo 73:3-14). Muy seguramente nos sucedió igual  que al Salmista: “Cuando traté de comprender todo esto, me resultó una carga insoportable, hasta que entré en el santuario de Dios; allí comprendí cuál será el destino de los malvados: En verdad, los has puesto en terreno resbaladizo, y los empujas a su propia destrucción. ¡En un instante serán destruidos, totalmente consumidos por el terror! Como quien despierta de un sueño, así, Señor, cuando tú te levantes, desecharás su falsa apariencia” (Salmo 73:16-20).
No seamos necios; nosotros no sabemos o percibimos cómo obrará la justicia de Dios, pero Él sí. Hagamos lo que nos corresponde que es perseverar en la fe.

Amado Señor: No permitas que nos portemos como necios discutiendo tu justicia. Haznos entender que siempre estás a nuestro lado así parezca que nos has abandonado porque no eres indiferente ante las injusticias y aflicciones que nos rodean. Gracias buen Señor porque eres fiel y esperamos gozosos la patria celestial. ¡Allí no habrá llanto ni dolor!

Un abrazo y bendiciones.

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