Tú, Señor, eres justo cuando argumento contigo. Sin embargo, quisiera exponerte algunas cuestiones de justicia. ¿Por qué prosperan los malvados? ¿Por qué viven tranquilos los traidores?Jeremías 12:1.
Lectura: Jeremías
12:1-6. Versículo del día: Jeremías
12:1.
MEDITACIÓN DIARIA
Igual queja le
presentaba al Señor el profeta Habacuc (Habacuc 1:13). A Jeremías le responde:
“Si los que corren a pie han hecho que te canses, ¿cómo competirás con los
caballos? Si te sientes confiado en una tierra tranquila, ¿qué harás en la
espesura del Jordán?” (v. 5 en la lectura). A Habacuc, le aclara lo siguiente:
“El insolente no tiene el alma recta, pero el justo vivirá por su fe. Además,
la riqueza es traicionera; por eso el soberbio no permanecerá” (Habacuc
2:4-5a). En mi concepto no es más que el Señor haciéndonos ver que no podemos
desmoralizarnos a causa de los injustos que son los que van corriendo a pie
porque entonces, ¿qué les podemos trasmitir a los que sí creen su Palabra? No
nos queda nada más que tener la mirada
puesta en el Señor y seguir adelante, como le respondió a Habacuc: “el justo
vivirá por su fe”. Nos espera la gloria futura y esta esperanza tiene que ser
la que motive nuestra fe a seguir a persistir sin desmayar a pesar de las
dificultades.
Si somos honestos,
todos nosotros en algún momento de nuestra vida cristiana nos hemos preguntado
o hemos cuestionado al Señor sobre lo mismo. “No te irrites a causa de los
impíos ni envidies a los que cometen injusticias” (Salmo 37:1); “Sentí envidia
de los arrogantes, al ver la prosperidad de esos malvados…” (Salmo 73:3-14).
Muy seguramente nos sucedió igual que al
Salmista: “Cuando traté de comprender todo esto, me resultó una carga
insoportable, hasta que entré en el santuario de Dios; allí comprendí cuál será
el destino de los malvados: En verdad, los has puesto en terreno resbaladizo, y
los empujas a su propia destrucción. ¡En un instante serán destruidos, totalmente
consumidos por el terror! Como quien despierta de un sueño, así, Señor, cuando
tú te levantes, desecharás su falsa apariencia” (Salmo 73:16-20).
No seamos necios;
nosotros no sabemos o percibimos cómo obrará la justicia de Dios, pero Él sí.
Hagamos lo que nos corresponde que es perseverar en la fe.
Amado Señor: No
permitas que nos portemos como necios discutiendo tu justicia. Haznos entender
que siempre estás a nuestro lado así parezca que nos has abandonado porque no
eres indiferente ante las injusticias y aflicciones que nos rodean. Gracias buen
Señor porque eres fiel y esperamos gozosos la patria celestial. ¡Allí no habrá
llanto ni dolor!
Un abrazo y
bendiciones.
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