Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles.Salmo 127:1a.
Lectura: Salmo
127:1-5. Versículo del día: Salmo 127:1a.
MEDITACIÓN DIARIA
Este Salmo nos habla de
lo que es un hogar cimentado en bases cristianas. Todo comienza desde su misma
construcción; si no es el Señor el eje de esa casa es bien difícil que se
sostenga. Por eso, toda relación siempre debe ser entregada a Dios y permitirle
a Él gobernar en nuestro lugar.
Es hermoso encontrar un
hogar donde el Señor sea el primer huésped que ocupe ese techo. Es habitar en
armonía y que entre todos sus miembros siempre brote amor, respeto,
consideración, colaboración y tolerancia. La casa dirigida por Dios estará
llena de esplendor y será un remanso de paz, donde al calor del hogar se eleven
plegarias al Altísimo y sea fiel testimonio ante los demás de que ahí reina el
Rey de reyes. “Con sabiduría se construye la casa; con inteligencia se echan
los cimientos. Con buen juicio se llenan sus cuartos de bellos y extraordinarios
tesoros” (Proverbios 24:3-4). Los bellos y extraordinarios tesoros son los
hijos que vienen a adornar esa casa que primero fue levantada con bases
sólidas.
Hagamos de nuestros
recintos, ese lugar del que nos habla el Salmo de hoy y que se complementa con
los versículos de Proverbios mencionado. Pidámosle al Señor que así sea ese
lugar donde llegamos a descansar, a alimentarnos, a orar, a alegrarnos y a
compartir igualmente las tristezas. ¡Ese es el hogar que Dios quiere darnos! ¡Un
dulce hogar!
Amado Señor: Muchas
gracias por enseñarnos a amar nuestros hogares. Danos la sabiduría necesaria
para cada día poner un grano más de arena en esa construcción y que se levante
hermoso y bien cimentado de tal manera que cuando lleguen los vientos fuertes no
se desmorone, sino que sea testimonio para otros en fortaleza y paz.
Un abrazo y
bendiciones.
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