miércoles, 10 de febrero de 2016

Así es un dulce hogar




Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. 
Salmo 127:1a.


Lectura: Salmo 127:1-5.  Versículo del día: Salmo 127:1a.

MEDITACIÓN DIARIA

Este Salmo nos habla de lo que es un hogar cimentado en bases cristianas. Todo comienza desde su misma construcción; si no es el Señor el eje de esa casa es bien difícil que se sostenga. Por eso, toda relación siempre debe ser entregada a Dios y permitirle a Él gobernar en nuestro lugar.
Es hermoso encontrar un hogar donde el Señor sea el primer huésped que ocupe ese techo. Es habitar en armonía y que entre todos sus miembros siempre brote amor, respeto, consideración, colaboración y tolerancia. La casa dirigida por Dios estará llena de esplendor y será un remanso de paz, donde al calor del hogar se eleven plegarias al Altísimo y sea fiel testimonio ante los demás de que ahí reina el Rey de reyes. “Con sabiduría se construye la casa; con inteligencia se echan los cimientos. Con buen juicio se llenan sus cuartos de bellos y extraordinarios tesoros” (Proverbios 24:3-4). Los bellos y extraordinarios tesoros son los hijos que vienen a adornar esa casa que primero fue levantada con bases sólidas.
Hagamos de nuestros recintos, ese lugar del que nos habla el Salmo de hoy y que se complementa con los versículos de Proverbios mencionado. Pidámosle al Señor que así sea ese lugar donde llegamos a descansar, a alimentarnos, a orar, a alegrarnos y a compartir igualmente las tristezas. ¡Ese es el hogar que Dios quiere darnos! ¡Un dulce hogar!

Amado Señor: Muchas gracias por enseñarnos a amar nuestros hogares. Danos la sabiduría necesaria para cada día poner un grano más de arena en esa construcción y que se levante hermoso y bien cimentado de tal manera que cuando lleguen los vientos fuertes no se desmorone, sino que sea testimonio para otros en fortaleza y paz.

Un abrazo y bendiciones.

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