viernes, 12 de febrero de 2016

Como hijos recibimos de su plenitud





Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. 
Juan 1:12.


Lectura: Juan 1:1-18.  Versículo del día: Juan 1:12.

MEDITACIÓN DIARIA

Jesús, el Verbo encarnado vino a este mundo y habitó entre nosotros para que por medio suyo conociéramos al Padre, y recibir de su plenitud, gracia sobre gracia (v. 16). Una gracia que además de ser un regalo, es verdadera y no recibimos una, es una sobre otra.
Creo que no siempre se alcanza a comprender lo que significa ser hijos de Dios. Vivíamos en oscuridad y ahora Jesús es la luz que nos alumbra y nos permite gozar de su plenitud.  Investigando sobre plenitud, encontré que significa totalidad, integridad, completo, lleno. Plenitud implica la cualidad de pleno; y llamamos pleno cuando alguien se encuentra en el punto más alto e intenso de rendimiento, de felicidad. Para llegar a esta cima tenemos primero que creer en Jesús como el enviado de Dios; listos y dispuestos a recibirle personalmente con sinceridad. Entonces si permitimos que Jesús sea el Amo, el Señor de nuestras vidas, nos llenamos de todo lo suyo y estamos preparados para dar testimonio de Él y glorificar su Nombre; gloria como la del Padre, lleno de gracia y de verdad. Además como si fuera poco lo otorgado, ya tenemos un registro, un certificado que nadie ni nada nos podrá arrebatar porque somos hijos de Dios y pertenecemos a su reino.

Amado Señor: Gracias porque al creer en Ti, se nos abren las puertas que conducen a una vida llena de tu plenitud. Plenitud que nos llenará de tu gloria e inundará nuestro ser para adorarte como lo mereces. ¡Gracias por ser tus hijos, Bendito Padre Celestial! Gracias por la herencia que nos das al recibir además, la morada especial donde habitaremos eternamente. ¡Nos regocijamos en ser tus hijos! ¡Gloria a Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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