Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.Juan 1:12.
Lectura: Juan
1:1-18. Versículo del día: Juan 1:12.
MEDITACIÓN DIARIA
Jesús, el Verbo
encarnado vino a este mundo y habitó entre nosotros para que por medio suyo
conociéramos al Padre, y recibir de su plenitud, gracia sobre gracia (v. 16).
Una gracia que además de ser un regalo, es verdadera y no recibimos una, es una
sobre otra.
Creo que no siempre se
alcanza a comprender lo que significa ser hijos de Dios. Vivíamos en oscuridad
y ahora Jesús es la luz que nos alumbra y nos permite gozar de su plenitud. Investigando sobre plenitud, encontré que
significa totalidad, integridad, completo, lleno. Plenitud implica la cualidad
de pleno; y llamamos pleno cuando alguien se encuentra en el punto más alto e
intenso de rendimiento, de felicidad. Para llegar a esta cima tenemos primero que
creer en Jesús como el enviado de Dios; listos y dispuestos a recibirle
personalmente con sinceridad. Entonces si permitimos que Jesús sea el Amo, el Señor
de nuestras vidas, nos llenamos de todo lo suyo y estamos preparados para dar
testimonio de Él y glorificar su Nombre; gloria como la del Padre, lleno de
gracia y de verdad. Además como si fuera poco lo otorgado, ya tenemos un
registro, un certificado que nadie ni nada nos podrá arrebatar porque somos
hijos de Dios y pertenecemos a su reino.
Amado Señor: Gracias
porque al creer en Ti, se nos abren las puertas que conducen a una vida llena
de tu plenitud. Plenitud que nos llenará de tu gloria e inundará nuestro ser
para adorarte como lo mereces. ¡Gracias por ser tus hijos, Bendito Padre
Celestial! Gracias por la herencia que nos das al recibir además, la morada
especial donde habitaremos eternamente. ¡Nos regocijamos en ser tus hijos!
¡Gloria a Dios!
Un abrazo y
bendiciones.
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