Es deber de todo cristiano ser honesto con el dinero

—Entonces denle al césar lo que es del césar, y a Dios lo que es de Dios. 

Lucas 20:25.

Lectura: Lucas 20:20-25.  Versículo del día: Lucas 20:25.

MEDITACIÓN DIARIA

Los maestros de la ley y los jefes de los sacerdotes, mandaron espías para que cuestionaran  a Jesús sobre el pago de impuestos al césar. Al mostrarle ellos la moneda con la imagen del césar, les da la respuesta acertada y con ella nos enseña lo importante que es cumplir con nuestras obligaciones monetarias como ciudadanos.

¡Todo lo que sea tocar el bolsillo cómo nos cuesta! Especialmente en nuestros países latinos. Creo que esto se da porque la corrupción es mucho más fuerte o porque siendo tercermundistas, se nota mucho más por la pobreza en que se vive. De todas maneras, sea rico o pobre el país donde habitemos o tengamos posesiones, es nuestro deber pagar los impuestos. Yo diría que no hay excusa que valga para no hacerlo. El decir de algunos es que no pagan porque los políticos se roban la plata. Igual dicen los que no diezman para el Señor: que los pastores se roban los diezmos. Lo que tenemos que saber es que cuando nos presentemos ante el Señor, nos pedirá cuentas de nuestros actos, no de los de ellos. O sea, cada cual responde por lo suyo.

Personalmente y digo esto a manera muy, pero muy personal, que considero que los que no dan para los impuestos ni para Dios, son personas muy deshonestas. Ahora, que si damos para el Señor pero nos cuesta pagar los impuestos así tampoco es; como no lo es pagar los impuestos porque me toca, pero dejar por puertas al Señor. Tenemos que aprender a ser cristianos totalmente integrales y con respecto al dinero es una de las áreas en las que se mide la integridad de una persona.

Amado Señor: Te rogamos que nos enseñes a desprendernos de tanto amor al dinero y empecemos a practicar la honestidad con lo que nos atañe para dar a cada quien lo que le corresponde trátese de impuestos, diezmos, ofrendas e incluso lo prestado. Gracias por tu Palabra que es verdad. ¡Te alabamos Señor! 

Un abrazo y bendiciones.