sábado, 16 de enero de 2016

Enséñanos a cumplir tu voluntad




Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya. 
Lucas 22:42.


Lectura: Lucas 22:39-46.  Versículo del día: Lucas 22:42.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor Jesús sufrió en su naturaleza humana toda la maldad del hombre no solo física sino espiritualmente ya que sobre Él recayó el peso de nuestros pecados. Sabía de antemano lo que pasaría en su pasión y muerte al orarle al Padre en el Monte de los Olivos, a tal extremo que su sudor era gotas de sangre (v. 44). Fue tan intensa su preocupación, que sus poros se abrieron para transpirar sangre. Si Jesús como hombre tuvo todas las tentaciones pudo ser que también sintió miedo al punto de decirle al Padre: “si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya”. No existía otro método para la redención y Jesús pasó a colocar la voluntad del Padre por encima de sus deseos y preocupaciones con tal de obedecer y terminar la misión encomendada. Nos dejó con este acto, el amor más sublime y grande de dar su vida por nosotros, además de un ejemplo de valentía y decisión que debemos imitar. ¡Es que cuando cumplimos su voluntad, no alcanzamos a imaginar hasta dónde llegará su benignidad!
Reflexionemos sobre este pasaje y meditemos lo que significó para el Señor morir humillado, torturado y despreciado en una cruz con el único fin de salvarnos y tener el derecho de ir al cielo; porque cuando le decimos a Jesús que lo aceptamos como nuestro Señor y Salvador, le estamos diciendo a la vez: ‘reconozco lo que hiciste por mí’.

Amado Padre: Enséñanos a cumplir tu voluntad igual como lo hizo el Señor Jesús. Danos valor, fortaleza y disposición determinante para efectuar la obra que deseas en cada uno de nosotros. ¡Gracias buen Dios por habernos dado a tu Hijo amado! Gracias porque en Él tenemos remisión de pecados.

Un abrazo y bendiciones.

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