jueves, 10 de diciembre de 2015

Una meta que nos hará crecer espiritualmente




Entonces el rey mandó convocar a todos los ancianos de Judá y Jerusalén. Acompañado de todos los habitantes de Judá y de Jerusalén, de los sacerdotes, de los levitas y, en fin, de la nación entera, desde el más grande hasta el más pequeño, el rey subió al templo del Señor y, en presencia de ellos, leyó todo lo que dice el libro del pacto que fue hallado en el templo del Señor. 
2 Crónicas 34:29-30.


Lectura: 2 Crónicas 34:18-33.  Versículos del día: 2 Crónicas 34:29-30.

MEDITACIÓN DIARIA

Esto fue lo que hizo el rey Josías de Judá cuando se encontró el libro de la ley de Moisés. Todo el pueblo de Israel había perdido las costumbres y leyes que fueron impartidas directamente por Dios para que a ellos no se les olvidaran y les fuera bien. Tristemente poco a poco fueron dejándola a un lado y eso los llevó a pecar fuertemente, relegando al Dios que los amó y escogió como su pueblo; y cambiándolo por otros dioses sin recordar de dónde los sacó el Señor para llevarlos a la tierra prometida.
A modo muy personal, pienso que ahora a nosotros, nos pasa algo parecido. Vamos tomando el cristianismo como una rutina y a veces llegamos al letargo sin encontrar nada en su Palabra que nos haga reaccionar. Qué bonito sería que nos acostumbráramos en las casas a reunirnos como en un grupo de oración así sea cada ocho, quince o treinta días, donde refresquemos la memoria y nunca se nos olviden nuestras propias raíces espirituales y lo que Dios demanda también de nosotros para que le obedezcamos y nos vaya bien en todo los asuntos. Yo sé de muchos hogares que lo practican de este modo y son hogares más estructurados, más unidos y más formados en cuanto al evangelio se refiere.
Recordemos que llegará la persecución y vendrán tiempos donde no se permitirá tener una Biblia. En algunos países ya está sucediendo. Lo que aprendamos ahora, será lo que nos sostendrá como cristianos. Les dejo la inquietud. Sería un bonito propósito para el año que viene.

Amado Señor: En verdad, a veces tomamos tu Palabra como una rutina más. Enséñanos a ser verdaderos líderes empezando por nuestras casas donde la fe de todos incluyendo niños, jóvenes y adultos vaya creciendo y fortaleciéndonos mutuamente en amor, tolerancia, misericordia y perdón.

Un abrazo y bendiciones,

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