miércoles, 9 de diciembre de 2015

Lo importante es volver reconociendo el pecado




Hijo mío —le dijo su padre—, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo.  Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado. 
Lucas 15:31-32.


Lectura: Lucas 15:11-32.  Versículo del día: Lucas 15:31-32.

MEDITACIÓN DIARIA

Dios nos demuestra en esta parábola que respeta el libre albedrío que le ha dado al hombre. Él es el Padre amoroso que nos lo ha dado todo y de nosotros depende si lo aceptamos o no. Quizá muchos dicen: ‘esto no me gusta, buscaré otro camino’ o tal vez, le suceda como a este hijo: mi madre tenía un dicho muy cierto: “la buena vida cansa y la mala amansa’. El rebelde, sale a buscar su propio rumbo y malgasta su tiempo, su dinero y hasta su integridad. Cuando ya no tiene nada a quien recurrir recuerda todo lo que tenía en su hogar y arrepentido vuelve a él. Nuestro Papito Dios, como buen Padre amoroso y misericordioso que es, sale a encontrarlo y hace gran fiesta por su retorno. No creamos que es solo una parábola y una historia más. Es la realidad del amor incondicional del Padre por nosotros. Él está esperando que aquel hijo rebelde vuelva.
Por otro lado, el hijo mayor se enojó al ver que su Padre había hecho fiesta por ese hijo descarriado. Así vemos ahora; hablando con gente de mi país, hay muchos que ante el proceso de paz lo que menos quieren es perdón aun sabiendo que a eso nos llama Dios. Yo me pregunto: ¿si Dios está dispuesto a perdonar, quienes somos nosotros para no hacerlo? Dios perdona al guerrillero, al asesino, al violador, al traficante, al tramposo, al adúltero y mucho más. No es que Él esté de acuerdo con su pecado, porque al pecado lo aborrece pero ama al pecador (Juan 3:16; Romanos 5:8).
Si miramos la vida de cada uno, nos damos cuenta que también hemos pecado y que también Dios nos tuvo misericordia. ¿Entonces por qué desechamos a los pecadores que se quieren arrepentir? ¡Gracias a Dios que Él no los ve con los ojos que los ve el mundo! Aquí lo importante es volver reconociendo el pecado, arrepentirse y pedir perdón. Así que si esa es tu condición, no dudes en acercarte nuevamente a Dios. ¡Está esperando por ti!

Amado Dios: Gracias por el amor tan grande que nos tuviste que a pesar de ser pecadores, nos has mirado con compasión regalándonos a tu Hijo Jesús para que Él viniera a morir en nuestro lugar. Gracias Señor Jesús por haber llevado a cuestas todas, todas las transgresiones con las que hemos pecado. Y gracias bendito Espíritu Santo por darnos el poder y discernimiento para entender la obra redentora de Jesús en la cruz del Calvario.  ¡Toda gloria, honra y honor sean al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: