Me deleito mucho en el Señor; me regocijo en mi Dios. Porque él me vistió con ropas de salvación y me cubrió con el manto de la justicia. Soy semejante a un novio que luce su diadema, o una novia adornada con sus joyasIsaías 61:10.
Lectura: Isaías
61:1-11. Versículo del día: Isaías
61:10.
MEDITACIÓN DIARIA
Sí, así es. Nos
regocijamos porque tenemos el pleno convencimiento que nos presentaremos ante
al Señor con ropas lavadas y purificadas con su preciosa sangre. El luto, la
tristeza y el dolor quedaron atrás cuando nos convertimos al Señor Jesucristo.
El apóstol Pablo recomienda entonces quitarnos el ropaje de la vieja naturaleza
y: “ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en
verdadera justicia y santidad” (Efesios 4:24). Desde ya nos vestimos con traje
de fiesta porque no sabemos ni el día ni la hora en que se presentará nuestro
Novio para celebrar la boda : “Me ha enviado a darles una corona en vez de
cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu
de desaliento” (v. 9 en la lectura). “¡Alegrémonos y regocijémonos y démosle
gloria! Ya ha llegado el día de las bodas del Cordero. Su novia se ha
preparado, y se le ha concedido vestirse de lino fino, limpio y resplandeciente”
(Apocalipsis 19:7-8).
Reflexionemos sobre
cómo queremos que nos encuentre nuestro Amado cuando regrese a buscarnos: ¿Con
traje de fiesta y adornados con alhajas finas? O ¿Harapientos y sucios por
estar desapercibidos?
Amado Señor: Nos
deleitamos en Ti y nos regocijamos porque sabemos que contigo tenemos ya ganado
el derecho al cielo. Permite Señor que estemos preparados con el taje adecuado
y adornados con las más finas piedras para recibirte como lo mereces. Gracias
porque anhelamos con pasión ese grandioso día.
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario