Que la gloria del Señor perdure eternamente; que el Señor se regocije en sus obras.Salmo 104:31.
Lectura: Salmo
104:1-35. Versículo del día: Salmo
104:31.
MEDITACIÓN DIARIA
Este Salmo también
exalta la grandeza de la creación de Dios: “que el Señor se regocije en sus
obras”. El hombre también es hechura suya y es su máxima creación. Entonces ¿hasta
dónde permitimos que el Señor se regocije con nosotros?
Personalmente considero
que no hay otra manera, sino cumpliendo su voluntad. Generalmente pedimos algo,
pero siempre pensando en nuestro propio bien y pasamos por alto su voluntad.
Cuando el Señor no responde es porque no nos conviene lo que pedimos o porque
todavía no es el tiempo. Sin embargo, testarudos y tercos que somos, no solo queremos
para ya las peticiones, también las queremos a nuestro acomodo: “¿Qué es el
hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en
cuenta? Lo hiciste un poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de
honra; ¡todo lo sometiste a su dominio!” (Hebreos 2:6-8).
No podemos dejar que la
gloria y honra que nos dio, esté por encima de su Gloria y Honra. Reflexionemos
y meditemos si este regalo concedido lo estamos utilizando para engrandecer su Nombre, o para ensalzarnos
nosotros. Exaltémoslo como lo merece y permitamos que se regocije en su gran obra
creadora.
Amado Señor: Nuestro
paso aquí en la tierra es efímero pero no hemos aprendido a percibirlo así. Nos
creemos reyes y señores de lo que Tú has hecho con nosotros y nos olvidamos de
darte toda la honra y gloria que mereces. Perdona Señor nuestra arrogancia y
vuélvenos humildes para que en verdad demostremos al mundo que eres Tú viviendo
en nuestros corazones y te alegres de lo que somos para Ti. ¡Alaba, alma mía,
al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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