¡Que den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillas en favor de los hombres! ¡Él apaga la sed del sediento, y sacia con lo mejor al hambriento!Salmo 107:8-9.
Lectura: Salmo
107:1-43. Versículos del día: Salmo
107:8-9.
MEDITACIÓN DIARIA
El Señor mira con
compasión a toda la humanidad; así como el sol sale para todos sin discriminar
a nadie, igual vela por los hombres Papá Dios. Su misericordia es tan alta que
no se detiene a pensar este es pecador y por tanto, no le daré de comer. Al
contrario, abre sus hangares y permite que se sacien. Unos lo entenderán y
darán gracias; otros ni siquiera creerán que ha sido su mano protectora y ni se
acordarán de quien los hizo. El Señor no deja de demostrarnos su amor. Tan alto
es que no podemos dimensionarlo y por lo tanto es que muchos son exceptos a
tomarlo. No entienden lo que ocurrió hace un poco más de dos mil años cuando
Dios en su infinito amor y misericordia por la humanidad, envió a su Hijo Jesús
al mundo para que nos rescatara de las garras de Satanás.
El hombre está
enceguecido no ve nada de esto ni agradece su vida, alimento, vivienda y
vestido con lo que lo ha sostenido desde su nacimiento. Considera que todo ha
sido obra de sus manos, olvidando al Hacedor de esa manos.
Volteemos la mirada
hacia nuestro Padre celestial y démosle gracias por tantos beneficios que hemos
recibido aún sin merecerlos. Aprendamos a ser agradecidos, empezando por
nuestro buen Dios, que siempre busca nuestro bien.
Amado Señor: Gracias
porque así como velas hasta por los pajaritos más pequeños, velas también por
los hombres. Gracias por nuestras vidas, el sustento de cada día, la salud y
bienestar que nos ofreces. Gracias porque todos somos tu obra creadora. Enséñanos a ser agradecidos contigo y
ensalzarte como lo mereces.
Un abrazo y
bendiciones.
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