domingo, 24 de noviembre de 2013

Un libro abierto que edifique



Señor Soberano, Todopoderoso,  que no sean avergonzados por mi culpa los que en ti esperan. 
Salmo 69:6


Lectura: Salmo 69:1-12.  Versículo del día: Salmo 69:6.

MEDITACIÓN DIARIA

El testimonio es clave para que otros se acerquen al Señor.  Pero si nuestro ejemplo no arrastra, vanas son las palabras que divulgamos. Debemos ser cartas abiertas tal como lo describía Pablo en 2 Corintios 3:2.  
Con antelación al versículo el  salmista reconoce que se ha dejado llevar por la insensatez  y por eso clama al Señor para que otros no caigan ni se sientan mal a causa de su necedad (v. 5 en la lectura).   ¿Será que otros han sentido vergüenza y culpa por cuenta nuestra?  Meditemos sobre el versículo del día.  Permitámosle al Espíritu Santo que nos reprenda sobre el particular, y nos muestre a quiénes hemos sido piedra de tropiezo por actos cometidos.  Pidámosle perdón al Señor primero que todo; y de ser posible al que cayó por culpa nuestra.
Lo que hagamos desobedeciendo a Dios puede traernos consecuencias funestas.  Recordemos lo que le pasó precisamente al autor de este Salmo, al rey David, cuando pecó gravemente no solo asesinando al combatiente Urías, sino adulterando con la mujer de él: “Sin embargo, tu hijo sí morirá, pues con tus acciones has ofendido al Señor” (2 Samuel 12:14); otras versiones inclusive dicen “por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová”. No solamente caen los que creen en el Señor, sino que también damos píe, para que los no convertidos se burlen y mofen del Dios en quien hemos creído.
Propongámonos a no ser piedra de tropiezo bajo ninguna circunstancia, porque: “¡Ay del que hace pecar a los demás!” (Mateo 18:7b.).  Evitemos las trampas y peligros que el mundo nos pone a diario para arrastrarnos hacia el mal; por el contrario, seamos un libro abierto que edifique.

Amado Señor: Te rogamos que nos enseñes a ser transparentes ante el mundo que nos rodea para que tu Nombre no sea jamás vulnerado por causa nuestra. Te pedimos perdón, por las veces que consciente o inconscientemente hemos sido piedra de tropiezo para otros.  Permite que nuestras vidas reflejen en verdad lo que conocemos, creemos y proclamamos.  Gracias buen Dios.

Un abrazo y bendiciones. 

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