No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.Hebreos 10:25.
Lectura: Hebreos 10:1-25. Versículo del día: Hebreos 10:25.
MEDITACIÓN DIARIA
La iglesia de Cristo es una sola;
no es la de determinada denominación. Tampoco
viene a ser la estructura o edificio.
Eso se veía en el Antiguo Testamento, pero en el Nuevo vemos que el
Señor Jesucristo con su muerte rompió el velo del templo, el que conducía al
Lugar Santísimo, queriendo decir que todo el que se acerca a Él, puede tener
una comunicación directa también con Él.
“Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad
para entrar en el Lugar Santísimo, por
el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, es decir,
a través de su cuerpo” (vv.19-20 en la lectura).
La Palabra de Dios nos hace un
llamado a no dejar de congregarnos porque Dios sabe que al hacerlo nos
enfriamos. Necesitamos del calor mutuo
para proseguir y tomar nuevas fuerzas.
Tampoco Dios quiere que hagamos de las iglesias locales, el sitio de ‘reunión
social’; el de solamente ir por mostrarnos o por cumplir un compromiso. No podemos pensar que pasamos de una tradición
para seguir en otra de la misma manera.
Eso no es lo que Dios desea que sea su iglesia; Dios quiere que seamos
parte integral de ella y que si sufrimos o gozamos, todo el cuerpo sienta como
miembro exactamente igual. Estoy segura,
que nos pasa con frecuencia llegar cargados una mañana a congregarnos, y ver
cómo Dios nos habla exactamente sobre el tema a través del pastor o
predicador. Otras veces no es el pastor;
es la alabanza misma que nos quebranta o el testimonio de un hermano o
hermana. Dios sabe como llegarnos y es
experto en utilizar el medio o método exacto.
Necesitamos esa comunión y la
tenemos a disposición: aprovechémosla que será de gran beneficio no solo
espiritual, sino físico y emocional. Aceptemos este llamado como la
recomendación especial que nos hace el Señor para poder alimentarnos y crecer
unidos como cuerpo de Cristo: “Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y
cada uno individualmente un miembro de él” (1 Corintios 12:27
Recomiendo leer desde el versículo 12).
Amado Señor: Gracias por la congregación
donde nos has puesto. Seguro que es la
que necesitamos para aprender de Ti e ir edificándonos en tu Palabra. No permitas que nos alejemos sino al
contrario, que seamos parte activa de ella. Te rogamos también, por todos los que
ministran en esa misión que les has
concedido, para que los sostengas y cada día les des visión y discernimiento
para dirigir a tu pueblo.
Un abrazo y bendiciones.
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