Den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.1 Tesalonicenses 5:18.
Lectura: 1
Tesalonicenses 5:12-28. Versículo del
día: 1 Tesalonicenses 5:18.
MEDITACIÓN
DIARIA
Dentro de las
instrucciones finales que el apóstol Pablo le da a los tesalonicenses está el
ser agradecido siempre. El
agradecimiento demuestra humildad. A
veces nos encontramos con personas que por más que se les quiera brindar un
detalle o cariño, no se dejan o si lo hacen, lo reciben con frialdad total y ni
un “gracias” sale de sus labios. Así
como hay muchos que les cuesta pedir perdón, también los hay que les cuesta dar
las gracias; o que ni lo uno ni lo otro.
Como cristianos
tenemos que aprender a ser agradecidos primero que todo con Dios, sabiendo que todo lo que nos pasa es para
bien nuestro. ¿Cuántas cosas no
valoraríamos en estos momentos, si no hubiese sido porque en el caminar nos
hemos encontrado con diferentes tropiezos?
No valoramos la
vida, hasta que no estamos al borde de la muerte; tampoco valoramos el dinero,
hasta que no sufrimos escasez. ¿Y qué decir del agradecimiento o apreciación
que deberíamos tener hacia nuestros padres?
Solo falta que uno de ellos no esté a nuestro lado, para darnos cuenta
de todo su mérito. Por eso, es mejor empezar desde ahora, cuando tenemos a los
seres queridos con nosotros, agradecerles y sacar el mejor provecho al estar a
su lado. Esta situación no es solo de
hijos a padres, también es de padres a hijos, porque cuando los hijitos estaban
en casa, supuestamente todo lo que hacían se tornaba en normal, más cuando ya
han alzado vuelo y se encuentran distantes ¡qué falta nos hacen y cuántas cosas
de ellos extrañamos y nunca se las hicimos saber!
Aprendamos a no
perder las oportunidades que el Señor nos regala de compartir con nuestros
seres queridos. Sepamos agradecer
cualquier detalle que ellos tengan hacia nosotros y valoremos no la cantidad de
tiempo a su lado, sino la calidad de ese
tiempo compartido. Si antes no lo expresábamos, que ahora sea la ocasión para
empezar a hacerlo.
Amado
Señor: Danos la virtud del agradecimiento.
Queremos aprender a ser agradecidos primero que todo contigo por las
cosas buenas y malas que nos han sucedido, porque siempre hemos visto tu mano
prodigiosa en cada una de ellas y nos has dejado lecciones valiosas al respecto. Enséñanos de igual modo, a reconocer y
valorar lo hecho por nuestros padres, hijos, hermanos, compañeros y demás
personas que nos han rodeado con su calor y afecto. Seguro que si analizamos
momentos diversos, tenemos mucho de qué agradecer y nunca se los hemos
manifestado.
Un abrazo y bendiciones.
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