jueves, 14 de noviembre de 2013

Su voluntad se manifiesta para nuestro bien



No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. 
Romanos 12:2.

Lectura: Romanos 12:1-21.  Versículo del día: Romanos 12:2.

MEDITACION DIARIA

Las circunstancias adversas hacen pensar que Dios es malo o que se ha olvidado completamente de nosotros.  Si es difícil para el pueblo cristiano entender la voluntad de Dios, ¿cómo no lo será para los inconversos?  
Dios manda a los creyentes a estar en continua renovación para lo cual tenemos que estar pegaditos de Él en la oración y en el alimento espiritual. para que cada día vayamos conociéndolo más y se pueda entender cuál es su voluntad.  Por eso, es difícil que una persona del común entienda cuál es la voluntad de Dios para su vida si antes no le conoce. Y la voluntad de Dios es que todos lleguen a ese conocimiento. Que se conozca a su Hijo Jesucristo: “Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad” (1 Timoteo 2:3-4).  Jesús dijo ser, “el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6); no hay ningún otro camino que nos pueda conducir hacia el Padre celestial: “Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5).
Cuando el hombre le conoce, entiende que hay un propósito definido para él y que Dios irá canalizando cada área de su vida, hasta verla en la posición que Dios mismo determine. “Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús” (Filipenses 1:6).  He ahí el punto que nos duele: cada limadita de Dios, cada moldeamiento, una nueva podada, son los que no entendemos. Cuando llegan las aflicciones cuesta concebirlas y dar gracias por ellas; pero Él que nos conoce y sabe por dónde conducirnos, está atento a llevarnos de su mano y estar con nosotros también en las angustias.  Lo que tenemos que hacer es confiar plenamente en que Dios hará su voluntad en nuestras vidas y que desea para nosotros planes de bienestar y no de calamidad, con el fin de darnos un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11).  

Amado Dios: Muchas gracias por habernos permitido conocerte y ser partícipes de tu buena voluntad.  Enséñanos a acatarla como es tu deseo, y a razonar sobre ella como el atributo tuyo que pones hacia nosotros, con el fin de vernos perfectos para el grandioso día.

Un abrazo y bendiciones.

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