Aun en la vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el mismo, yo los sostendré. Yo los hice, y cuidaré de ustedes; los sostendré y los libraré.Isaías 46:4.
Lectura: Isaías 46:1-13.
Versículo del día: Isaías 46:4.
MEDITACIÓN DIARIA
Es reconfortante saber que el Señor no deja de cuidarnos. En
cada época de nuestra vida está presente y nos lleva de su mano, aunque a veces
no entendamos sus caminos. Lo cierto de todo esto, es que sin darnos cuenta
quizá, el Señor va poco a poco cumpliendo su propósito en cada uno, porque ese
es su fin específico: “Yo digo: Mi
propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo”; “Lo que he dicho, haré que se cumpla; lo que
he planeado, lo realizaré” (vv. 10 y 11c).
Puede que con el paso del tiempo recordemos los primeros
pinitos en el andar cristiano y comprobemos entonces, que en cada lapso, el Señor ha manifestado su
poder en nuestras vidas: “Tú, oh Dios, me
enseñaste desde mi juventud, y aún hoy anuncio todos tus prodigios” (Salmo
71:17).
No hay que temer entrar en el periodo de la vejez, porque es
precisamente entrar en los preciosos años de hilos plateados donde se vislumbra
lo que hemos sido a lo largo de la vida. Por eso es necesario aprender a contar bien
nuestros días, para adquirir la justicia que se obtiene con la honrosa corona
de las canas. ¿Y si el Señor es nuestro Pastor, qué temeremos? Si decíamos, “Juventud
divino tesoro”; ahora podemos exclamar: ¡Vejez, divino propósito!
Gracias Señor por llevarnos de tu mano en cada estación de
nuestra vida, hasta lograr el propósito que nos tienes preparado en la vejez.
Un abrazo y bendiciones.
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