jueves, 21 de febrero de 2013

Vejez, divino propósito




Aun en la vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el mismo, yo los sostendré. Yo los hice, y cuidaré de ustedes; los sostendré y los libraré. 
Isaías 46:4.


Lectura: Isaías 46:1-13.  Versículo del día: Isaías 46:4.

MEDITACIÓN DIARIA

Es reconfortante saber que el Señor no deja de cuidarnos. En cada época de nuestra vida está presente y nos lleva de su mano, aunque a veces no entendamos sus caminos. Lo cierto de todo esto, es que sin darnos cuenta quizá, el Señor va poco a poco cumpliendo su propósito en cada uno, porque ese es su fin específico: “Yo digo: Mi propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo”;  “Lo que he dicho, haré que se cumpla; lo que he planeado, lo realizaré” (vv. 10 y 11c).
Puede que con el paso del tiempo recordemos los primeros pinitos en el andar cristiano y comprobemos entonces,  que en cada lapso, el Señor ha manifestado su poder en nuestras vidas: “Tú, oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y aún hoy anuncio todos tus prodigios” (Salmo 71:17).
No hay que temer entrar en el periodo de la vejez, porque es precisamente entrar en los preciosos años de hilos plateados donde se vislumbra lo que hemos sido a lo largo de la vida.  Por eso es necesario aprender a contar bien nuestros días, para adquirir la justicia que se obtiene con la honrosa corona de las canas. ¿Y si el Señor es nuestro Pastor, qué temeremos? Si decíamos, “Juventud divino tesoro”; ahora podemos exclamar: ¡Vejez, divino propósito!

Gracias Señor por llevarnos de tu mano en cada estación de nuestra vida, hasta lograr el propósito que nos tienes preparado en la vejez.  

Un abrazo y bendiciones.

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