martes, 19 de febrero de 2013

Su promesa se cumplirá




No temas, Jacob, mi siervo, Jesurún, a quien he escogido… derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tus vástagos, y brotarán como hierba en un prado, como sauces junto a arroyos. 
Isaías 44:2, 3b-4.

Lectura: Isaías 44.1-5. Versículos del día: Isaías 44:2, 3b-4.

MEDITACIÓN DIARIA

Ahí está la promesa y ¡gloria a Dios por ella!  No tenemos que temer el que alguno de nuestros hijos esté descarriado. El Señor tiene un plan para la vida de cada uno de ellos y lo cumplirá a su debido tiempo: “Uno dirá: ‘Pertenezco al Señor’; otro llevará el nombre de Jacob, y otro escribirá en su mano: ‘Yo soy del Señor’, y tomará para sí el nombre de Israel” (v.5).
Como padres lo que nos corresponde es orar, para que podamos estar en ese momento y esperar con paciencia cuando el Señor toque completamente el corazón de aquel que vemos apartado. Igualmente está escrito: “Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos” (Hechos 16:31).  Indudablemente la salvación es personal; pero la promesa que la tomarán también los nuestros es una verdad.  Debemos ir al Padre celestial y reclamar nuestros hijos o cónyuge para su reino, sabiendo que: “Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye.  Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido” (1 Juan 5:14-15); y su voluntad es que todos lleguen al conocimiento de Dios y se salven.  Entonces a orar sin cesar porque los de nuestra casa, alcancen la salvación.

Amado Señor: Gracias porque nos das la certeza de saber que estaremos reunidos en el cielo con nuestros seres queridos. Hoy te clamamos por aquellos que no te conocen y aun no saben lo maravilloso que es andar de tu mano. Te los entregamos, sabiendo que cumplirás tu propósito en sus vidas.

Un abrazo y bendiciones.

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