martes, 26 de febrero de 2013

La confesión nos da restitución




Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría. 
 Salmo 51:6.


Lectura: Salmo 51:1-19. Versículo del día: Salmo 51:6.

MEDITACIÓN DIARIA

A Dios no lo podemos engañar; por más que nos escondamos en el rincón más secreto, allí estará Él para buscarnos. Si somos conscientes de nuestras acciones, nos dejaremos guiar por su Espíritu. ¿Quién mejor para conocernos que el Señor? El pecado acobarda y así se quiera hacer como Caín cuando mató a su hermano Abel, no podemos huir de su presencia. 
Sabemos que en Jesucristo tenemos el perdón de pecados, volvamos nuestro corazón  y con humildad postrémonos ante Él. Dios nunca desecha al pecador arrepentido, precisamente en este Salmo con David nos lo demuestra. Fue muy grave el pecado que cometió al desear la mujer del soldado Urías y no solo se conformó con haber adulterado con ella sino que también mató a su esposo. Pero David se arrepintió y buscó a su Señor pidiéndole con quebranto y lloro su perdón. El Señor lo perdonó y tan lejos echó sus transgresiones como lejos del oriente está el occidente (Salmo 103:12). No solo lo perdonó, sino que lo ensalzó y elevó su nombre: David, pertenece a la descendencia del Señor Jesucristo.
Hay entonces que reconocer primero la falta; arrepentirse por ella; confesarla; desear no volver a cometerla; aprender a recibir el perdón; restituir la paz en el corazón y continuar agradando al Señor con nuestra vida.  
“Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9).

Señor: Danos un espíritu noble y puro como el de David, para que tengamos la capacidad de dirigirnos a ti humildemente en oración para pedirte perdón cuando caemos. Gracias por perdonarnos y limpiarnos de toda maldad.

Un abrazo y bendiciones.

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