sábado, 14 de abril de 2012

Su gloria en medio de la tormenta

A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban.
Hechos 16:25.


Lectura diaria: Hechos 16:16-40. Versículo principal: Hechos 16:25.


REFLEXIÓN


Pablo y Silas estaban en Filipos (colonia romana y ciudad principal de Macedonia en esa época), y resultaron en la cárcel no tanto por su predicación sino por la avaricia de unos. Ellos en vez de lamentarse hicieron lo que en realidad agrada a Dios: orarle y alabarle. La oración produjo su efecto y sucedió un terremoto donde se abrieron las puertas de la cárcel y se soltaron las cadenas lo que llenó de pánico al carcelero, pensando en matarse al creer que éstos se volarían. Sin embargo Pablo lo tranquiliza y le hace ver que ellos están ahí (vv. 26-28). Ante esta situación, el carcelero reconoce en ellos algo extraordinario y les pregunta: “–Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo? –Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos –le contestaron” (vv. 30b-31). “Considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz termino la obra” (Santiago 1:2-4).

Cuántas veces ante una dificultad nosotros renegamos, lamentamos, gritamos y nos desesperamos sin tener en cuenta que los planes de Dios van por otro lado, y que de allí surgirá, tal vez el milagro que hemos ansiado con vehemencia como la conversión de un ser querido o respuesta a una dificultad financiera. Se nos olvida que tenemos que agachar la cabeza ante Dios y alabarle por lo sucedido. La alabanza tiene el poder de cambiar lo trágico en glorioso. La bendición no se hace esperar. En el caso del carcelero, él y toda su familia se convirtieron al Señor (vv. 33-34).

Aprendamos a cambiar de actitud ante las circunstancias adversas que se nos presenten: “Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús” (1Tesalonicenses 5:16-18), y Dios se encargará que en medio de las tinieblas brille una estrella.


Señor: Gracias porque la alabanza nos conduce a la victoria. Enséñanos a practicarla cualquiera que sea la situación que estemos viviendo.


Un abrazo y bendiciones.

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