martes, 10 de abril de 2012

Compartir con el prójimo

Comparte lo que tienes entre siete, y aún entre ocho, pues no sabes qué calamidad pueda venir sobre la tierra.
Eclesiastés 11:2.


Lectura diaria: Eclesiastés 11:1-8. Versículo principal: Eclesiastés 11:2.


REFLEXIÓN


La Palabra de Dios nos insta a ser generosos; a compartir siempre con los necesitados y el Señor que vuelvo y repito: “no se queda con nada guardado”, nos lo devolverá incluso con intereses porque, “Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones” (Proverbios 19:17).

No podemos seguir endurecidos e indiferentes, mientras vemos a nuestro alrededor tanta penuria. Si bien es cierto que ahora los amantes del dinero comercian con los niños y los ponen como carnada para pedir en las calles, también existen instituciones con fines benéficos para ayudar especialmente a la infancia donde podemos aportar. No solamente Dios nos lo devuelve con creces sino que también promete cuidarnos en ese sentido: “El que ayuda al pobre no conocerá la pobreza” (Proverbios 28:27); “Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado”; una virtud de la mujer ejemplar nos dice Proverbios 31:20 y que todos debemos imitar; Dios por consiguiente se ocupará de toda la familia.

Creo que todos hemos vivido momentos difíciles en nuestras vidas. Si devolviéramos la película recordaríamos escenas tristes por las que pasamos y en muchos casos demasiado dolorosas. Sin embargo, como en nuestro caso, Dios siempre nos cuidó y proveyó para las necesidades básicas. Mentiríamos si dijéramos lo contrario. La mejor inversión es prestarle a Dios. No dejemos de compartir lo poco o mucho que tengamos. Dice el versículo que no sabemos qué calamidad pueda venir; en otras palabras: no sabemos las vueltas que da la vida y de lo que sembremos, recogeremos.

Si eres de las personas que te gusta prestar dinero, te sugiero probar financiándole al Señor.


Amado Dios: Gracias por enseñarnos a compartir con el necesitado. Pon en nuestro corazón este sentir de generosidad especialmente hacia los niños desamparados.


Un abrazo y bendiciones.

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