miércoles, 11 de abril de 2012

El legado de Pablo y Bernabé

Te he puesto por luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra.
Hechos 13:47.


Lectura diaria: Hechos 13:13-52. Versículo principal: Hechos 13:47.


REFLEXIÓN


Pablo y Bernabé empezaron a discipular juntos, tal como el Señor lo había mandado (Hechos 13:2). Estando en Antioquía de Pisidia (Antioquía ciudad de la provincia romana de Pisidia, situada en el extremo sur de Turquía; hoy Antakya en turco), Pablo se levantó para hablarles tanto a judíos como a gentiles y les hizo un breve recuento de cómo Dios escogió a ese pueblo y lo engrandeció hasta cumplir la promesa de proveerle a Israel un Salvador descendiente de David, y quien es Jesús (vv. 16-24). Pablo y Bernabé empiezan con valentía su ministerio: “Nosotros les anunciamos a ustedes las buenas nuevas respecto a la promesa hecha a nuestros antepasados” (v. 32); “Por tanto hermanos, sepan que por medio de Jesús se les anuncia a ustedes el perdón de los pecados” (v. 38); “Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos fieles acompañaron a Pablo y a Bernabé, los cuales en su conversación con ellos, les instaron a perseverar en la gracia de Dios” (v. 43).

Hay en la lectura puntos claves que debemos tener presente. Es importante que en el recuento Pablo nombrara a David tal como el Señor lo veía: “un hombre conforme a mi corazón; él realizará todo lo que yo quiero” (v. 22). Dios había puesto con anterioridad por líder del pueblo a Saúl, pero Saúl se apartó y no cumplió con las instrucciones dadas por Él. Entonces el Señor buscó a otro hombre diferente: se fijó en el corazón, más no en su apariencia (1 Samuel 16:7). Se nota que David a pesar de ser igual de pecador a nosotros, tenía un corazón dispuesto a reconocer sus faltas y ante todo serle fiel a su Señor, cualidades que debe tener todo discípulo. Pablo inicia su ministerio al lado de Bernabé y con él están juntos por un tiempo para luego cada uno seguir por su cuenta pero siempre van de dos en dos (Hechos 15:39-40). Cuando el Señor mandó a sus discípulos a llevar su mensaje, los envió de dos en dos (Marcos 6:6b-7); del mismo modo ordenado a ellos.

Pablo y Bernabé no se contentaron solo con hablarles de las buenas nuevas del Señor Jesucristo, sino que “les instaron a perseverar en la gracia de Dios”. Creo que es algo que a nosotros se nos olvida con frecuencia. Muchas veces compartimos y damos por hecho ya el asunto. Hay que hacer como en todo: insistir, persistir y no desistir. Perseverar en la gracia de Dios, es tener muy presente el maravilloso regalo de la salvación, dado gratuitamente pero que tuvo un costo muy alto: la preciosa sangre del Señor derramada por cada uno de nosotros. El insistir permite el crecimiento.

Recapacitemos en el legado que nos corresponde para ser los siervos fieles que el Señor desea que seamos: “Así nos lo ha mandado el Señor: “Te he puesto por luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra” (v. 47).


Señor: Queremos ser verdaderamente tus discípulos. Enséñanos a llevar tu mensaje de reconciliación con el hombre hasta dejarlos en pleno crecimiento espiritual tal como lo esperas de un siervo obediente.


Un abrazo y bendiciones.

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