lunes, 2 de abril de 2012

Jesucristo, el único Salvador

De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.
Hechos 4:12.


Lectura diaria: Hechos 4:1-22. Versículo principal: Hechos 4:12.


REFLEXIÓN


La Palabra de Dios es única y veraz; no podemos decir que creemos en Dios si no creemos su Palabra. Una cosa es decir: “creo en Dios” y otra, “le creo a Dios”. Le creemos a Dios cuando nos cercioramos de su Palabra y la cumplimos. Pues bien, su Palabra a lo largo del Antiguo Testamento nos muestra que vendría un Salvador y en el Nuevo se hace realidad esta promesa (Jesucristo), y es explícita en afirmar que solamente en Jesucristo hay salvación. Durante su ministerio Él dijo ser el único camino al Padre (Jn. 14:6); no dijo ser uno de los caminos, sino solamente el camino. Después de su ascensión tanto Pedro como Pablo lo reconocen de igual manera: “No hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos”; “Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Ti. 2:5). Jesucristo, Dios encarnado hecho hombre para venir a proveernos de un nuevo pacto donde ya no se necesitan tantos sacrificios de expiación por el pecado ni de ninguna clase de ritualidad (Levítico, capítulos 3, 4 y 5). Simplemente ahora con solo reconocerlo como Señor y Salvador personal se alcanza la salvación. Sin necesidad de sacrificios y rezos que a nada conducen porque su sacrificio bastó de una vez y para siempre y sin mandarle razón con nadie más.

Jesucristo como buen mediador nos reconcilió con el Padre. Un Mediador que no le importó dar su vida con tal de acercarnos nuevamente con Dios Padre; el dador de un nuevo pacto para que todo el que es prisionero del pecado, se acoja a ese Mediador y lo prometido (la salvación), se le conceda. Ahora ya no somos justificados por la ley sino por la fe en el Hijo de Dios (Gál. 3:22-24); Romanos 3:20 nos lo aclara mejor: “Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley”. Somos justificados única y exclusivamente por la fe en Cristo Jesús para tener paz con Dios (Ro. 5:1).

Es hora de entender que quien vino a pagar todo el precio de nuestra transgresión fue el Señor Jesucristo. Ahora que estamos en la semana donde se conmemora su pasión y muerte es tiempo propicio para que de verdad se entienda qué fue lo que en realidad Jesús vino a hacer por nosotros.


Señor Jesús: Gracias por el sacrificio invaluable que realizaste por cada uno de nosotros. Enséñanos a valorarlo como el único y exclusivo para llegar al Padre y conseguir la vida eterna.


Un abrazo y bendiciones.


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