jueves, 4 de noviembre de 2010

¿Qué es el hombre?

¡Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mis ser su santo nombre!
Salmo 103:1.


Lectura diaria: Salmo 103:1-22. Versículo del día: Salmo 103:1.


ENSEÑANZA


Debemos alabar al Señor por su grandeza, misericordia y justicia hacia nosotros. El tiempo de adoración debe ser íntimo y tocar lo más profundo de nuestras fibras, para que recordemos todos sus beneficios sin olvidar ninguno. El Señor es el único que puede perdonarnos y si es su voluntad sanarnos, así estemos al borde de la muerte (vv. 3-4); porque nada es imposible para Dios; su amor no tiene límite y es tan inalcanzable su compasión por nosotros que hasta se preocupa de rejuvenecernos. ¿Quién más puede hacer eso por el hombres? Somos ante Él como hormiguitas que se mueven de un lado para el otro y sin embargo su amor le permite mirarnos con agrado: “Me pregunto: ¿Qué es el hombre para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano para que lo tomes en cuenta?” (Sal. 8:4). El hombre es la obra de sus manos entronizado y coronado de gloria y honra. Por eso es tan clemente con él porque desea que como lo más preciado de su creación no vaya a perderse sino que por el contrario, se salve y pueda gozar de la gloria eterna a su lado. Tributémosle a Dios lo que más le agrada recibir: sacrificio de alabanza y adoración continuo. Alabémosle porque no está listo a caernos encima, al contrario sabe de la condición humana y se acuerda que florecemos como la hierba del campo pero débiles mortales sacados del polvo (vv. 14-15). Bendigamos al Señor continuamente para con esto darle la gloria que merece y reconocer que lo que somos es por su misericordia porque no lo merecemos.


Un abrazo y bendiciones.

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