domingo, 7 de noviembre de 2010

Orar por Jerusalén

Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman. Sea la paz dentro de tus muros, y el descanso dentro de tus palacios.
Salmo 122:5-6.

Lectura diaria: Salmo 122:1-9. Versículos del día: Salmo 122:5-6 (Versión Reina Valera).


ENSEÑANZA


Le doy gracias a Dios porque no necesité ser cristiana para amar desde antes al pueblo de Israel. Siendo muy jovencita, en el colegio me tocó leer obras y recuerdo una en especial que tocó hasta lo más profundo mis sentimientos: “La hora veinticinco” de Constant-Virgil Gheorghiu, escritor rumano perteneciente a la Iglesia Ortodoxa, quien expone en ésta, su máxima obra literaria, los horrendos de la segunda guerra mundial. Años después de haber conocido el Evangelio mi amor por los judíos ha aumentado a la par con el deseo de ir a esa tierra y gozarme con la satisfacción de poder caminar por los sitios donde anduvo mi Señor. Considero que todo creyente debe orar por la paz del Medio Oriente en especial por Israel. Las cosas no son como nos las pintan los medios de comunicación; he sabido por terceras personas completamente imparciales que han vivido allí, que siempre se muestra lo que hace Israel pero no los atropellos que se realizan contra ellos, que vienen a ser mucho peores de lo que imaginamos. Recordemos que Jesús pertenecía a este pueblo y que Jerusalén será un día la capital de todo el mundo. Será la nación a través de la cual gire completamente el mundo. Además de todo esto, queramos o no; nos duela o nos alegre, Israel sigue siendo el pueblo amado de Dios y contra eso no tenemos como pelear. Les invito a que incluyan en sus oraciones diarias, el orar por esta nación. Hay una promesa detrás de la oración que hagamos por ella: “Sean prosperados los que te aman” (v. 6b). ¡Israel, Israel; tierra prometida donde fluye la leche y la miel! Y si no lo crees, pregúntale a quienes la han visitado ¿cómo han logrado sacar frutos tan apetecibles en medio del desierto? Si los Estados Unidos no hubieran acogido en su tierra a los judíos, muy seguramente no sería la nación predominante que es. Reflexionemos sobre el empuje y fortaleza de los judíos; Israel volvió a ser nación en el año de 1948 y es de admirar lo que ellos han hecho con aquel pequeño territorio que las naciones Unidas le dejaron. Quien niegue la mano de Dios sobre este pueblo, lo hace simplemente por necedad, porque es palpable a todo ojo humano. ¡Oremos por la paz de Jerusalén! Será nuestra próxima patria.


Un abrazo y bendiciones.

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