lunes, 8 de noviembre de 2010

Actuar con cordura

Si le parece bien a Su Majestad –respondió Ester–, venga hoy al banquete que ofrezco en su honor, y traiga también a Amán.
Ester 5:4.


Lectura diaria: Ester 5:1-8, 7:1-10. Versículo del día: Ester 5:4.


ENSEÑANZA


Nuevamente el Libro de Ester nos deja una maravillosa enseñanza. Ante el deseo del malvado Amán de exterminar completamente al pueblo judío, la reina después de haber ayunado se presentó en el patio interior del palacio, esperando a ver si hallaba gracia delante del rey y éste la invitaba a seguir. En aquel tiempo quien se acercaba a este patio sin haber sido invitado por el rey, se exponía a la pena de muerte; pues era una ley que existía a no ser que éste, extendiera el cetro y le perdonase la vida (Est. 4:11). Ester contó con la ayuda de Dios y el favor del rey, invitándola a seguir y preguntándole cuál era su petición (Lectura del día, vv. 2-3). La reina actuó con la mayor cordura; no fue directamente al grano sino tuvo mucha cautela y poco a poco fue elaborando su petición hasta llegar el momento indicado. Su primera petición ante la pregunta fue invitarlo ese día a un banquete junto con Amán; cuando estaban en el banquete el rey volvió a inquirirle y ella le respondió prácticamente lo mismo (otro banquete). Ahí sí, durante el festejo, le lanzó al rey su petición: “Que se compadezca de mi pueblo. Porque a mí y a mi pueblo se nos ha vendido para exterminio, muerte y aniquilación” (7:3-4). Muy seguramente si nos hubiese tocado a uno de nosotros, no hubiéramos llevado el asunto con tanta sabiduría. Por lo menos yo que soy tan impulsiva, a la primera pregunta y notar su generosidad (5:3), hubiera lanzado de una mi queja. Con esta lección aprendemos que no por ir más rápido, llegamos seguros al puerto. Sin duda, Dios estaba guiando a la reina y aparte de permitirle que el rey la tuviera en cuenta, la dotó de fortaleza y dominio para que esperase el tiempo preciso de llegar al corazón del rey. La victoria fue total: Se invalidó el decreto promulgado por Amán para exterminio de los judíos, se nombró a Mardoqueo en un cargo de eminencia, se humilló y sentenció a muerte a Amán y toda su familia, y la reina Ester comprobó el respeto, amor y consideración que su rey le prodigaba. La oración y el ayuno junto con la actuación decidida y discreta de Ester, fueron las premisas para que Dios concediera la victoria. Señor: Enséñanos a obrar dando pasos de fe sin dejarnos llevar por los sentimientos.


Un abrazo y bendiciones.

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