jueves, 18 de noviembre de 2010

El trabajo fuente de dignidad

Siembra tu semilla en la mañana, y no te des reposo por la tarde, pues nunca sabes cuál siembra saldrá mejor, si ésta o aquella, o si ambas serán iguales de buenas.
Eclesiastés 11:6.


Lectura diaria: Eclesiastés 11:1- 7. Versículo del día: Eclesiastés 11:6.


ENSEÑANZA


Muchos consideran el trabajo como un castigo o maldición, sin embargo, Dios dejó el trabajo para dignificar al hombre. Toda persona que tiene un trabajo debería darle gracias a Dios porque no todos gozan de este bien. Solamente cuando se pierde es que recapacitamos y entendemos los beneficios que nos retribuye una labor estable. El Señor nos manda a ser persistentes con el trabajo y según Eclesiastés ni siquiera conformarnos con uno solo. Sembrar la semilla en la mañana y no dar tregua en la tarde quiere decir que necesitamos tener diferentes frentes precisamente para no pasar necesidades; si el uno falla se tiene la certeza y tranquilidad que hay otro del cual cogernos. Y digo que el trabajo dignifica porque una persona con responsabilidades encima y quizá con gran talento, no se va a sentir bien si no está gozando de un trabajo. El hombre especialmente que entiende su responsabilidad como esposo y padre al no tener una fuente de ingreso que provea para su hogar, se anula llegando incluso al suicidio (casos sobre esto es lo que se ve a diario). Definitivamente la estabilidad laboral es muy necesaria y da mucha paz en el hogar. Aprendamos a mirar el trabajo como una bendición y no como una carga. Démosle gracias a Dios todos los días por ese trabajo del que nos ha provisto o ha socorrido a nuestro cónyuge porque irrevocablemente tenerlo es una garantía de estabilidad y libertad financiera. Señor: gracias por el trabajo que le has concedido a mi esposo. Permite que él sea allí una luz de bienestar y prosperidad. Bendice su empresa, sus dirigentes y a cada persona que labora en esa institución. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.


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