sábado, 20 de noviembre de 2010

La unidad de los creyentes

Les anunciamos lo que hemos visto y oído, para que también ustedes tengan comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo.

1ª. Juan 1:3.


Lectura diaria: 1ª. Juan 1:1-10. Versículo del día: 1ª. Juan 1:3.


ENSEÑANZA


El propósito al compartir del Señor es que más personas puedan gozar lo que nosotros ya tenemos. Primero que todo la salvación y la certeza de una vida eterna. Aparte, también como regalo es la comunión de la Iglesia del Señor donde unos con otros nos sustentamos y edificamos. En la relación de Jesucristo con el Padre, el Hijo nos afirma que Él y el Padre son uno solo, estaban en perfecta comunión. Cuando el Señor Jesucristo oró por sus discípulos no se olvidó de orar por los que vendrían después y en ambos casos oró por la unidad: “Padre santo, protégelos con el poder de tu nombre, el nombre que me diste para que sean uno, lo mismo que nosotros”; “Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, para que todos sean uno” (Jn. 17:11, 20). La unidad es básica en la Iglesia y ese fue el ejemplo que nos dejó el Señor. Pablo lo entendía muy bien y por eso la despedida en su carta a los Corintios hace alusión a la comunión en la Trinidad “Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes” (2 Co. 13:14), si no hay comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no puede haberla dentro del cuerpo de Cristo. La comunión unos con otros es fundamental en la relación de Cristo con su Iglesia, de hecho está anunciada en el Credo de los apóstoles: “Creo… en la comunión de los santos”. La unidad cristiana es el propósito del Señor para sus hijos. Nuestra vida y testimonio es una muestra de la relación directa que tengamos con la Trinidad y por consiguiente clave importante para la comunión entre hermanos que demostraremos al mundo. Padre, permite que la unidad nos permita mostrarle al mundo quién eres tú para que ellos también vean y crean que estamos en perfecta relación con tu Hijo Amado y que el Espíritu Santo nos guía a toda verdad para glorificar tu nombre.


Un abrazo y bendiciones.

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