viernes, 2 de octubre de 2009

Quedarse quietos

Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré exaltado en la tierra!

Salmo 46:10.

Lectura diaria: Salmo 46:1-11 Versículo del día: Salmo 46.10.

ENSEÑANZA

Si sabemos que Dios es nuestro amparo y fortaleza; que está presente en momentos de angustia y desespero, debemos acatar su orden “quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios”. Lo que Dios quiere y busca de nosotros es la exaltación de su nombre, reconocer que no somos nada delante de Él y que podemos permanecer confiados, esperando sus proezas y milagros. Para Dios no hay nada imposible y precisamente exige quietud y silencio para no interferir y después quitarle a Él, la gloria que merece, creyendo que fuimos nosotros los artífices del triunfo. En muchos pasajes de la Biblia, Dios nos alienta a no desmayar, a estar en quietud con la mirada puesta en Él. “Simplemente, quédense quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el Señor les dará” (2ª. Crónicas 20:17). Creo que estar en quietud, enseña no solamente a confiar en el Dios que todo lo puede, sino también a ser personas más equilibradas, practicando el dominio propio, buscando el consejo y la dirección a través de su sabiduría, que nos permita ser ecuánimes y prudentes en el momento de actuar. Busquemos la quietud para descansar en el Señor, y después celebrar con Él, la victoria que seguro nos dará.

Un abrazo y bendiciones.

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