Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo.
Juan 1:9. NVI.
Lectura: Juan 1:1-9. Versículo del día: Juan 1:9.
MEDITACIÓN DIARIA
Jesús nació en un humilde
pesebre y fue engendrado por obra del Espíritu Santo, pero con una misión para
cumplir. Él, es esa luz verdadera que alumbra a todo ser humano. Dice la
lectura que desde el principio ya estaba el Verbo. Aclaremos: el Verbo, la
Palabra, el Logos; todas estas tres palabras significan lo mismo y todas se
refieren al Señor Jesucristo. Él era el Verbo y ya existía; y el Verbo estaba
con Dios y el Verbo era Dios (v. 1). “Por medio de él todas las cosas fueron
creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir” (v. 3). Recordemos Génesis
1:26 “Luego dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza…”.
Ese ‘Hagamos’, bien quiere decir que era completamente la Trinidad (Dios Padre,
Dios Hijo, Dios Espíritu Santo), “Por medio de él todas las cosas fueron
creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir”. “En él estaba la vida y la
vida era la luz de la humanidad. Esta luz resplandece en la oscuridad y la oscuridad
no ha podido apagarla” (vs. 4-5 en la lectura).
Tú y yo existimos porque
Él lo permitió. Tú y yo tenemos vida porque Él es la luz de la humanidad. Jesús
es la luz del mundo: “Una vez más Jesús se dirigió a la gente y dijo: —Yo soy
la luz del mundo. El que me sigue no andará en oscuridad, sino que tendrá la
luz de la vida” (Juan 8:12). El mundo anda en completa oscuridad, pero
precisamente Jesús quiere alumbrar en medio de esa oscuridad y esa luz se
alumbra en ti, cuando decides entregarle tu vida al que es la Luz. ¿Deseas
hacerlo? Te invito a orarle a Jesús así:
Amado Jesús: hoy
entiendo que Tú Eres la luz de la vida y yo no quiero vivir más en tinieblas. Ven
a mi vida; te invito para que mores en mi corazón. Gracias por permitirme
conocerte y saber que vienes a mí a traerme la luz verdadera. Hazme de acuerdo con
tu santa voluntad. Gracias porque un día moriste por mí para perdonar mis
pecados. Gracias porque me conducirás Contigo hasta la eternidad. Amén.
Un abrazo y bendiciones.
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