Me llevó a la sala del banquete, y sobre mí enarboló su estandarte de amor.
Cantares 2:4. NVI.
Lectura: Cantares
2:1-5. Versículo del día: Cantares 2:4.
MEDITACIÓN DIARIA
Sí, es el Rey quien me
invita a su banquete. Primero me buscó por doquier porque su amor es inagotable
y luego me lleva a sentarme a su mesa con Él. Su amor lo supera todo; no tiene
fronteras. Es como dice la canción de antaño: tan alto que no puedo estar más
alto que Él; tan bajo que no puedo estar debajo de Él, tan ancho que no puedo
estar afuera de Él. ¡Tan grande es el amor de Dios! Y ese es el amor que viene
a ofrecernos día a día. “Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida,
ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes,
ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos
del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos
8:38-39). Yo, Dora C estoy convencida de que nada me apartará de su amor y
quiere hacer lo mejor para complacerlo. ¡Tenerte a Ti me basta!
Gracias mi buen
Señor Jesús por permitirme llegar al Padre Celestial para conocer a través Tuyo
el amor verdadero. Conocer la esencia de lo que es el amor puro. Todo lo que
viniste a hacer por mí, sin siquiera merecerlo ha sido solamente tu Grandeza manifestada
en mi vida. Ahora, me invitas a sentarme a diario en tu mesa donde pueda verte
cara a cara y hablarte como al mejor de los amores. ¡Te amo mi Señor! ¡Que nada
interrumpa mi adoración a Ti! ¡Que quede en silencio al contemplar tu
hermosura! ¡Mi Señor, mi Dios, mi Rey: te amo!
Un abrazo y bendiciones.
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