Día y noche, sea que él esté dormido o despierto, la semilla brota y crece, pero él no entiende cómo sucede.
Marcos 4:27.
Lectura: Marcos
4:26-29. Versículo del día: Marcos 4:27.
MEDITACIÓN DIARIA
Bueno, esta parábola no
es tan fácil de explicar, pero en mi entender creo que se trata de cuando se
esparce la semilla de las Buenas Nuevas en general, pero no se sabe quién la
tomó o quién no. De todas maneras, el Señor va haciendo su obra en la persona y
sabe exactamente cómo atraerlo. Quizá más adelante, sin comprenderlo,
encontramos esa persona convertida y en los caminos del Señor. Esto de por sí,
nos da mucha alegría y damos toda la gloria y honra a nuestro Dios.
He escuchado testimonios
de personas que muy levemente en algún momento escucharon el mensaje, pero poca
atención le pusieron. Necesitaron tener una calamidad o problema grave para que
el Señor se les manifestara y ellos pudieran ver de cerca el poder y el amor de
Dios en sus vidas. Esa semilla creció y dio fruto en el momento exacto. Muy
seguramente quien regó esa semilla, nunca supo lo que en verdad pasó, sin
embargo, el Señor a través de su Santo Espíritu hizo su obra. Bien nos dice su
Palabra que fue el Señor quien nos escogió, no nosotros a Él (Juan 15:16).
Amado Señor Jesús:
gracias porque a través de este mensaje, nos haces entender que Eres Tú el
Labrador por excelencia y que Eres Tú el gran Artífice en la salvación del
hombre. Esto me lleva a darte inmensas gracias por saber que no fui yo quién te
elegí sino Tú con tu gran amor y misericordia que me miraste con ternura y me
llamaste para Ti. Fuiste Tú quien me buscaste, me cautivaste, me enamoraste, me
rescataste y me restauraste. Tanto amor mi Señor es difícil de concebir. Sólo
sé que con amor eterno me has amado, aunque yo no lo entienda. Gracias, muchas
gracias mi Señor y Dios. ¡Te amo y exalto tu Nombre por siempre!
Un abrazo y bendiciones.
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