—No tengo plata ni oro —declaró Pedro—, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!
Hechos 3:6. NVI.
Lectura; Hechos
3:1-10. Versículo del día: Hechos 3:6.
MEDITACIÓN DIARIA
Qué diferencia la de este
apóstol; pasó de negar a su Maestro tres veces, a hablar con denuedo a la
multitud congregada en el Pentecostés, y ahora con más firmeza a declarar
sanidad a un pordiosero lisiado de nacimiento. Sin duda alguna, se cumplió la
promesa del Señor Jesús: “Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo
descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca
de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los
lugares más lejanos de la tierra” (Hechos 1:8 NTV); promesa que, entre otras
cosas, me parece que es complemento de la Gran Comisión.
“Pero recibirán poder
cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes”; Pedro, con el poder
conferido por el Espíritu Santo, tuvo valor para declarar sanidad a este hombre
enfermo desde su nacimiento. No podemos dejar a un lado a nuestro Precioso
Espíritu Santo. Él está aquí en la tierra convenciendo al hombre de pecado y
quiere darnos el privilegio de que busquemos almas para el reino de Dios.
Amado Señor Jesús:
gracias por enseñarme y convencerme de que es tu Santo Espíritu moviéndose en
mí, cada vez que deseo hablar a la humanidad. Mi Señor, solo te pido me llenes
de Él para tener el coraje y la valentía, y así ayudar a cumplir la Gran
Comisión. Gracias precioso Espíritu de Dios por venir a morar conmigo. ¡Te
necesito! Necesito proveerme de todo el fruto Tuyo; ante todo te ruego que
inundes de amor mi corazón. Gracias, gracias bendito Dios Padre, Hijo y
Espíritu Santo. ¡Te amo buen Dios!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario