lunes, 21 de agosto de 2023

No terminamos igual; soy heredera de la vida eterna

Sin embargo, me di cuenta de que el sabio y el necio tienen el mismo destino: los dos mueren. Así que me dije: Ya que voy a terminar igual que el necio, ¿de qué vale toda mi sabiduría? ¡Nada de eso tiene sentido! 

Eclesiastés 2:14-15. NTV.


Lectura: Eclesiastés 13-17.  Versículos del día: Eclesiastés 2:14-15.


MEDITACIÓN DIARIA


Leyendo el Libro de Eclesiastés ahora, me he dado cuenta de que lo entiendo desde otra perspectiva a la que siempre lo había visto. ¿Y esto por qué? Porque simple y llanamente me enfoco ahora, en el tiempo que estoy viviendo que es el de la gracia. Eclesiastés es un Libro del Antiguo Testamento, escrito por Salomón que fue el sucesor del rey David, donde se vivía bajo la ley dada por Dios a Moisés para todo el pueblo de Israel.


Teniendo en cuenta lo anterior, el Señor Jesús vino a pagar por todos nuestros pecados y de esta manera al reconocerlo personalmente como Señor y Salvador, tenemos gratuitamente el derecho a una vida eterna; entonces, si miro el versículo del día, bajo la gracia, tengo que decir que no voy a terminar igual que el necio (necio: persona descarriada que continuamente está inclinada hacia la necedad),  puesto que el necio no aceptará la obra redentora de Jesús, no puedo decir que terminaremos lo mismo. Veamos: “Y este es el testimonio que Dios ha dado: él nos dio vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-12). Te invito a orar así:


Amado Señor Jesús: me has revelado que la única manera para tener una vida eterna y gozar a tu lado, es necesario que Tú tomes el control de mi vida. Por eso decido hoy, aceptarte en mi corazón como mi Único Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados y hacer de mí una persona nueva. ¡Gracias, muchas gracias, bendito Señor!


Un abrazo y bendiciones.

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