Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios.
Salmo 103:2. NVI.
Lectura: Salmo
103:1-22. Versículo del día: Salmo
103:2.
MEDITACIÓN DIARIA
Me encanta este Salmo de
David. Definitivamente su corazón siempre estuvo acorde con la alabanza y
adoración a su Señor; sin lugar a dudas su corazón transparente, agradecido y
sincero de manera tan especial fue lo que Dios vio para decir de él: “He
encontrado en David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón” (Hechos
13:22).
Nosotros, a menudo nos
olvidamos de todas las cosas buenas que el Señor nos hace. El solo hecho de
perdonarnos y darnos juntamente con Él la vida eterna, es más que suficiente. Y
si miramos más allá, cuántas veces nos ha levantado de una enfermedad grave. Yo
puedo dar fiel testimonio que en vez de permitir que la muerte me llevara, extendió
su mano hacia mí y me coronó de amor y tiernas misericordias, tal como lo dice
el versículo 4. El Señor también colma nuestra vida de bienestar y, es más: nos
rejuvenece como a las águilas. Dice más adelante el Salmo que no nos trata
conforme a nuestros pecados si no que los echa tan lejos como está el oriente
del occidente. Sabe que somos barro y por lo tanto débiles, por eso es tierno y
compasivo. ¡Su amor es inagotable!
¡Oh Señor! Tan
grande es tu amor, perdón, ternura y compasión que no tenemos palabras para
agradecerte tanto bien. Por eso, igual que David queremos que todo nuestro ser irrumpa
en adoración a Ti. Gracias porque tu amor permanece para siempre y se extiende
hacia nuestros hijos y los hijos de ellos. Sí; si que todos los ángeles y
ejércitos celestiales te alaben; que toda tu creación grite con júbilo hacia el
Rey Creador y Salvador. ¡Todo nuestro ser te alaba buen Dios! ¡Alaba alma mía
al Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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