Después de la cena, tomó en sus manos otra copa de vino y dijo: ‘Esta copa es el nuevo pacto entre Dios y su pueblo, un acuerdo confirmado con mi sangre, la cual es derramada como sacrificio por ustedes.
Lucas 22:20. NTV.
Lectura: Lucas 22:1-30. Versículo del día: Lucas 22:20.
MEDITACIÓN DIARIA
¡La copa del nuevo pacto!
Quizá muchos pasan por encima de este versículo sin ponerle la debida atención.
Muy claro lo dijo el Señor Jesús: ‘nuevo pacto’. ¿Y por qué nuevo pacto? Bien
escrito está: un acuerdo confirmado con su propia sangre. Nuevo Pacto que
permite restablecer la relación entre el hombre pecador y Dios Santísimo. Jesús
se convierte en ese puente para llegar a Dios ya que la relación entre Él y la
humanidad se rompió desde el momento en que Adán y Eva le desobedecieron en el
Edén. Y desde ese momento Dios prometió un Salvador y lo cumplió mandando a su
Hijo Jesús a morir en nuestro lugar: “Pero Dios demuestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8 NBLA).
Todo lo hizo por amor: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su
Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que
tenga vida eterna” (Juan 3:16 NBLA). Un
nuevo pacto donde hay cabida para todo aquel que reconozca ese sacrificio de
Jesús en la cruz del Calvario. Nuevo pacto que significa gracia, regalo, don: “Dios
los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en
eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas
que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo” (Efesios
2:8-9 NTV).
Un nuevo pacto donde la
ley no se puede enseñorear porque si le dices a Jesús que tome tu vida vas a
caminar sobre su bendita gracia. Una gracia inmerecida, pero, ¡Qué bien hecho
para la humanidad! Te pregunto: ¿Quieres acogerte a ese Nuevo Pacto? Entonces,
no lo dudes; oremos:
Señor Jesús: hoy
entiendo que viniste a morir en mi lugar. Yo te necesito; toma mi vida, te la
entrego para que vengas a morar conmigo y seas mi Señor y Salvador. Perdona mis
pecados y hazme de acuerdo a tu Santa voluntad. Gracias por perdonarme,
limpiarme y darme el regalo de la salvación. En tu bendito Nombre Jesús, amén.
Un abrazo y bendiciones.
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