Pero, al cabo de algunos días, partimos y continuamos nuestro viaje. Todos los discípulos, incluso las mujeres y los niños, nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad, y allí en la playa nos arrodillamos y oramos. Luego de despedirnos, subimos a bordo y ellos regresaron a sus hogares.
Hechos 21:5-6. NVI.
Lectura: Hechos
21:1-16. Versículos del día: Hechos
21:5-6.
MEDITACIÓN DIARIA
Después de su despedida
en Éfeso, Pablo movido por el Espíritu Santo, se dirige hacia Jerusalén. En
Tiro se encontraron con unos discípulos y estuvieron con ellos unos días. Antes
de continuar su viaje, los discípulos junto con las mujeres y los niños lo
acompañaron y en la playa oraron muy seguramente por él. Es indiscutible el
amor fraternal que mueve a los hermanos en una congregación. Precisamente, Os
Ginness en su libro ‘El llamamiento’, nos deja claro que el llamamiento de
Jesús no solo es como personas sino también congregacional. Esto es porque
todos formamos un cuerpo donde Jesús es la cabeza y por lo tanto, en mi
concepto, no puede estar una pierna en un lado y la otra por ahí volando. Del
mismo modo, si una pierna se lesiona, la otra busca la manera de ayudar a su
reemplazo. Exactamente debe suceder en la Iglesia de Cristo y bien claro nos
queda en las Cartas de Pablo.
Oremos para que sea el Señor
permitiendo un mover dentro de su Iglesia que nos haga entregarnos y
comprometernos de tal manera, que demos testimonio como miembros que somos de
un mismo cuerpo.
Amado Señor:
gracias porque cada día nos das nuevo alimento espiritual con tu Palabra.
Gracias por nuestra iglesia local. Permite que sepamos encauzarnos sin
distingos de ninguna clase y que el amor tuyo sea la fuente para aprender a
vivir como lo deseas. No permitas buen Dios, que hablemos de una u otra denominación
porque con eso estamos lanzando piedras en vez de recogerlas, sin tener en
cuenta que tu Iglesia es una sola y ahí reinas Tú.
Un abrazo y bendiciones.
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