lunes, 7 de septiembre de 2020

Gracias por hacernos patícipes de tu manada

 

En cuanto a ti, rebaño mío, esto es lo que dice el Señor omnipotente: Juzgaré entre ovejas y ovejas, y entre carneros y chivos. 

Ezequiel 34:17. NVI.


Lectura: Ezequiel 34:17-31.  Versículo del día: Ezequiel 34:17.


MEDITACIÓN DIARIA


No solamente este capítulo de Ezequiel habla de los mal llamados pastores del rebaño del Señor; también hace un llamado a las ovejas que hay en ese redil. Y con toda la razón; pues dentro de las congregaciones se encuentran toda clase de personas que, muchas veces dándoselas de falsa religiosidad, o más bien, mucha religiosidad, pero nada de cristianismo, sirven de piedra de tropiezo señalando y juzgando a diestra y siniestra. “¿No les basta con comerse los mejores pastos, sino que tienen también que pisotear lo que queda? ¿No les basta con beber agua limpia, sino que tienen que enturbiar el resto con las patas?” (v.18). ¡Hum! Dura Palabra es esta.

Lo bonito de todo esto es que el Señor no se queda con nada guardado y viene en nuestro rescate. “voy a salvar a mis ovejas, y ya no les servirán de presa. Yo juzgaré entre ovejas y ovejas”; “Yo, el Señor, seré su Dios, y mi siervo David será su príncipe. Yo, el Señor, lo he dicho” (vv. 22 y 24). Y como lo que dice el Señor se cumple; así es. El Señor Jesús es de la dinastía de David. Él nuestro Buen Pastor, es quien nos cuida no solamente del lobo feroz que viene de afuera a hacernos daño sino de las ovejas malas que quieren estropear las que sí pertenecen al redil del Señor.


Señor Jesús: gracias porque siempre estás a nuestro lado ahuyentando las trampas del enemigo que quiere vernos caer. Gracias porque cuidas de nosotros. Ves cuando tropezamos, nos maltratamos, y sin importar nuestras heridas nos tomas entre tus brazos, nos consientes, nos sanas y arrullas para que podamos descansar tranquilos en pastos verdes que has provisto de antemano. Gracias mi buen Pastor. Por amor a tu Nombre nos guías por sendas de justicia. Tu vara de Pastor nos reconforta. Gracias por hacernos partícipes de tu manada pequeña. ¡Te amamos Señor!


Un abrazo y bendiciones.

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