lunes, 28 de septiembre de 2020

No hay otro Dios igual

 

Si se nos arroja al horno en llamas, el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de las manos de Su Majestad. Pero, aun si nuestro Dios no lo hace así, sepa usted que no honraremos a sus dioses ni adoraremos a su estatua. 

Daniel 3:17-18. NVI.


Lectura: Daniel 3:1-30.  Versículos del día: Daniel 3:17-18.


MEDITACIÓN DIARIA


Es de admirar esta confianza en el Dios de los cielos, que no solamente tenía Daniel sino sus tres amigos. Ellos se negaron a adorar la imagen que Nabucodonosor había mandado erigir y fueron los astrólogos tristemente, los que fueron a acusarlos ante el rey, sin tener en cuenta que por Daniel, todos los adivinos y astrólogos se salvaron anteriormente, de morir ejecutados.

Pero bueno, importa en la lectura ver la fe de estos tres jóvenes que no les importó la amenaza de ser echados al horno de fuego y sus palabras fueron muy contundentes: “el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de las manos de Su Majestad. Pero, aun si nuestro Dios no lo hace así, sepa usted que no honraremos a sus dioses ni adoraremos a su estatua”. No les dio miedo enfrentarse al rey y mucho menos recalcar que fuera como fuera, no honrarían a esa estatua.

Dios respondió su valentía mandando un ángel que los protegiera cuando fueron arrojados al horno, con las llamas en todo su furor y mucho más caliente de lo normal, al punto que el mismo rey entendió la grandeza del Dios Altísimo, donde sus siervos salieron completamente ilesos y ni siquiera con olor a humo (vv. 25-29).

Esto es lo que nuestro Dios puede hacer por los suyos cuando somos firmes y fieles a su Palabra. Definitivamente la fe mueve montañas y puede cambiar el corazón de hasta el más incrédulo. Nos queda estar orando constantemente porque el Señor aumente nuestra fe y nos haga convincentes de lo que creemos y predicamos.


Amado Señor: te damos gracias por lo que día a día nos enseñas en tu Palabra. Ponemos nuestra fe delante de Ti que nos conoces perfectamente y sabes que todavía no hemos llegado a tenerla siquiera como un grano de mostaza. Aumenta nuestra fe Señor; queremos ser verdaderos testigos tuyos y demostrar al mundo que Tú Eres el Dios Santo y Verdadero. Que no hay otro Dios igual a Ti. ¡Te alabamos bendito Señor!


Un abrazo y bendiciones.  

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