viernes, 5 de abril de 2019

Usa nuestros labios para bendecir


Señor, líbrame de los labios mentirosos y de las lenguas embusteras. 
Salmo 120:2. NVI.

Lectura: Salmo 120:1-7.  Versículo del día: Salmo 120:2.

MEDITACIÓN DIARIA

Creo que esa debe de ser una oración constante prácticamente de todos, porque es muy fácil dejarse llevar por las palabras. Es que no se necesita llegar a ser embusteros; con el simple hecho de tildar, criticar, susurrar de una persona, ya se prende la mecha y como dice el apóstol Santiago se forma un incendio: “Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa!” (Santiago 3:5).
Por eso mismo es necesario aprender a tener la boca cerrada; por un tonto comentario se puede llegar a destruir un hogar o a dañar las relaciones familiares e incluso las amistades. A veces se piensa o se dice: ‘solamente lo comenté’. Pero ese comentar se puede volver una bola de fuego y el comentario que al final es chisme, va pasando de boca en boca hasta destruir completamente a la persona afectada. “¡Ah, lengua embustera! ¿Qué se te habrá de dar? ¿Qué se te habrá de añadir? ¡Puntiagudas flechas de guerrero, con ardientes brasas de retama!” (vv. 3-4 en la lectura). Si aprendemos a controlar la lengua, podemos controlar todo el cuerpo (Santiago 3:2).

Buen Señor: venimos a Ti para darte las gracias por permitir que tu Santo Espíritu nos enseñe sobre la importancia de ser prudentes y controlar la lengua. Haz que siempre recordemos que las palabras tienen poder y que lo que hablemos de otros puede voltearse hacia nosotros. Danos dominio propio sobre nuestros labios para no pecar con ellos. Úsalos para bendecir, para alabarte y glorificarte, para dar un consejo o para animar. Gracias bendito Señor.

Un abrazo y bendiciones.

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