Porque cada vez que comen este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga.
1 Corintios 11:26. NVI.
Lectura: 1 Corintios 11:17-34. Versículo del día: 1 Corintios 11.26.
MEDITACIÓN DIARIA
El Señor Jesús estableció esta celebración la noche de
la Pascua judía con sus apóstoles (Lucas 22:14-20); ahora nosotros lo hacemos
en los cultos cristianos. Todo el Servicio del domingo tal como la alabanza, la
predicación, los testimonios si los hay, son importantes y de gran alimento
espiritual. Sin embargo, para mí, la Cena tiene un valor mayor. Pablo lo supo dejar
plasmado de manera explicativa: “Yo recibí del Señor lo mismo que les transmití
a ustedes: Que el Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, tomó pan, y,
después de dar gracias, lo partió y dijo: Este pan es mi cuerpo, que por
ustedes entrego; hagan esto en memoria de mí. De la misma manera, después de
cenar, tomó la copa y dijo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan
esto, cada vez que beban de ella, en memoria de mí” (vv. 23-25). Y es que la
Cena del Señor es primordial en el Culto porque no solamente estamos recordando
lo que el Señor hizo por nosotros al entregar su cuerpo y derramar su sangre,
sino que nos hace nuevamente retomar el compromiso de lo que somos por su inmenso
amor. Considero que hay dos cosas que no se deben quedar por fuera en este momento:
el examinarnos y el esperar que todos tengamos en las manos tanto el pan como
el vino. “Por lo tanto, cualquiera que coma el pan o beba de la copa del Señor
de manera indigna será culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del
Señor. Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y
beber de la copa” (vv. 27-28). Creo que el Pastor o Ministro, que esté
dirigiendo el Servicio, debe ser explicativo con este punto ya que como sigue
diciendo la Escritura: “Por eso hay entre ustedes muchos débiles y enfermos, e
incluso varios han muerto” (v. 30). Si hay algo indigno, pues confesarlo antes
de tomarla (1 Juan 1:9). Respecto al otro punto, vale la pena también tenerlo
en cuenta: “Así que, hermanos míos, cuando se reúnan para comer, espérense unos
a otros” (v. 33).
Amado Señor: enséñanos a tomar la Cena correctamente
ya que es un honor poder recordar lo que hiciste por nosotros entregando tu
cuerpo precioso y tu sangre incomparable para redimirnos del pecado. Gracias
porque nos permites vivir este momento sagrado para que no olvidemos el
sacrificio Tuyo y a la vez esperar con gozo tu segunda venida gloriosa. ¡Ven pronto mi Jesús! ¡Gracias,
muchas gracias buen Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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