Desde entonces comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas a manos de los ancianos, de los jefes de los sacerdotes y de los maestros de la ley, y que era necesario que lo mataran y que al tercer día resucitara.
Mateo 16:21. NVI.
Lectura: Mateo 16:21-28. Versículo del día: Mateo 16:21.
MEDITACIÓN DIARIA
El Señor Jesús les está anunciando a sus discípulos
que irían a Jerusalén porque allí se cumpliría la profecía: “porque derramó su
vida hasta la muerte, y fue contado entre los transgresores. Cargó con el
pecado de muchos, e intercedió por los pecadores” (Isaías 53:12).
No fue un cuento, ni fue solamente historia. Fue una
realidad cruel para el Señor, pero hermosa para la humanidad. ¡Hasta dónde
llegó su amor! Él dio su vida por nosotros. “Nadie tiene amor más grande que el
dar la vida por sus amigos” (Juan 15:13).
“¿Quién ha creído a nuestro mensaje y a quién se le ha
revelado el poder del Señor?” (Isaías 53:1). Hoy, se te está revelando este
mensaje. Es para ti; no lo dudes más. Él Señor Jesús vino a morir por todos tus
pecados. “Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros
dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él
fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre
él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos
sanados” (Isaías 53:4-5). Es hora de que lo reconozcas como tu Señor y
Salvador. Yo te puedo guiar con una breve oración. Por favor dile así:
Señor Jesús: Ahora entiendo que viniste a morir en mi
lugar. Fuiste maltratado y humillado sin merecerlo, solo porque yo quedara sin
culpa alguna. Gracias bendito Jesús por lo que padeciste por mí en esa cruenta
cruz. Acepto tu obra redentora y te acepto a Ti como mi Señor y Salvador.
Gracias por perdonarme y salvarme. En tu Nombre Jesús, amén.
Un abrazo y bendiciones.
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