El perfume y el incienso alegran el corazón; la dulzura de la amistad fortalece el ánimo.
Proverbios 27:9. NVI.
Lectura: Proverbios 27:1-27. Versículo del día: Proverbios 27:9.
MEDITACIÓN DIARIA
¡Qué bueno es tener una amistad sincera! Los amigos
hacen falta; máxime cuando se vive lejos o no se tiene una hermana como en mi
caso. El verdadero amigo es una joya que se debe valorar y apreciar. Podemos
decir que en términos generales tenemos muchos(as) amigos(as), pero la verdad,
es que solamente entra en esa única lista tal vez, las contadas con la mano. Y
lo creo así, porque no siempre el que se dice amigo(a), obra como tal. Nadie
muestra mayor amor que quien da la vida por sus amigos, dijo el Señor (Juan
15:13). O sea, que la amistad no tiene límites; hay que darlo todo, igualmente.
La verdadera amistad aparte de la sinceridad, exige tiempo, comunicación,
dedicación e inclusive sacrificio. Ahora vemos que la tecnología con las redes
sociales llama a los contactos ‘amigos’, pero en la realidad, estos no lo son. El
verdadero amigo, es el que está presente en las buenas y en las malas de esa
amistad. Es el que, en un momento dado, así esté lejos y eso sí gracias al
avance de las comunicaciones, puede dar una voz de ánimo. Por eso el consejo
amable del amigo, es dulzura para el que lo recibe. Vuelve el alma al cuerpo;
le da un nuevo oxígeno. En la amistad hay lugar para la risa como para la
tristeza; para horas de diversión como de reflexión; para tiempos de callar y
tiempos de hablar. “En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo
de angustia” (Proverbios 17:17 RVR 1960).
Si tú tienes una amistad auténtica, cultívala y
riégala porque es un verdadero tesoro. Por encima de todos tus amigos busca a
Jesús, es el mejor amigo. Él no dudó en dar su vida por ti y está listo a escucharte
en cualquier momento sea de día o de noche.
Señor Jesús: gracias porque Eres el ejemplo de Amigo
por excelencia. Enséñanos a ser como Tú: a darlo todo sin pedir nada a cambio.
A ser sinceros y a brindar consejos guiados por tu Santo Espíritu sin herir,
pero con franqueza y amor, deseando ante todo el bien del amigo. Oramos por
nuestras amistades. Tú las conoces Señor y sabes cuáles son sus necesidades en
estos momentos. Llena todas las áreas de sus vidas, de tal modo que sientan aun
desde la lejanía el apoyo de nuestras oraciones por ellas. Muchas gracias
bendito Señor.
Un abrazo y bendiciones.
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