Pidamos por la paz de Jerusalén: Que vivan en paz los que te aman.
Salmo 122:6. NVI.
Lectura: Salmo 122:1-9. Versículo del día: Salmo 122:6.
MEDITACIÓN DIARIA
Tanto los cristianos como los judíos amamos a
Jerusalén, y claro, debemos orar por ella. Por algo el Señor permitió que
quedara escrita esta Palabra en su Manual. Y es que de antemano, Dios ya sabía
cuánto conflicto tendría su pueblo amado. Ahora, yo considero que el único
capaz de dar completa paz es el Señor Jesucristo. Él nos vino a traer la
verdadera paz y ese fue en sí, el mensaje de los ángeles a los pastorcitos que
se encontraban en el campo cuando Jesús nació: “Gloria a Dios en las alturas, y
en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad” (Lucas 2:14).
Si tú gozas de su buena voluntad; o sea aceptas la paz
que Cristo te vino a dar al reconciliarte con el Padre, también estás restableciendo
la concordia con la persona que quizá por x o y razón no volviste a determinar.
Entonces, en mi parecer, al orar por la paz de Jerusalén, empiezas a orar por
ti mismo y por los que tienes más próximos. Recordemos que nuestra Jerusalén es
ante todo nuestro hogar. El mandato de la gran comisión empieza cuando el
Espíritu Santo viene y nos llena de su poder para ser testigos empezando por Jerusalén
(Hechos 1:8), y de ahí se extiende hacia los demás.
Amado Señor: Oramos por Jerusalén, la tierra no solo de
los de tu pueblo sino también nuestra. Oramos porque nos llenes de la paz que
viniste a ofrecernos. Gracias porque Tú Eres el Príncipe de paz y deseamos hacer
tu voluntad. Gracias porque tu paz sobrepasa nuestro entendimiento. ¡Te
alabamos y te bendecimos buen Dios!
Un abrazo y bendiciones.
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