Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: —Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.
Marcos 9:35. NVI.
Lectura: Marcos 9:33-37. Versículo del día: Marcos 9:35.
MEDITACIÓN DIARIA
Si algo he aprendido en la vida cristiana es a
doblegar el orgullo. Le doy gracias al Señor porque en ese andar diario nos
enfrentamos a diversas situaciones que nos permiten vivir múltiples facetas, y es
ahí cuando sale a relucir el voltaje de nuestro ego. Jesús nos dejó un ejemplo
claro, en el pasaje donde lava los pies a sus discípulos; Él, el Maestro de
Galilea. A Pedro le parecía imposible: “¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me
lavarás los pies! —Si no te los lavo, no tendrás parte conmigo” (Juan 13:8).
Fue un ejemplo muy valioso para darnos una lección de servicio y de humildad. “Les
he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Ciertamente
les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el
que lo envió. ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica” (Juan
13:15-17).
Definitivamente, creernos más que otros o querer sobresalir
pasando por encima de los demás, no es otra cosa que elevar el ego para darle
cabida a un orgullo prepotente. “Si alguno quiere ser el primero, que sea el
último de todos y el servidor de todos”. Que nos quede bien claro y no se nos
olvide: el Señor espera que seamos verdaderos siervos suyos.
Señor Jesús: Tú fuiste el ejemplo por excelencia de
servidor. Enséñanos a vivir para Ti y de acuerdo a lo que esperas que demos cada
uno. Gracias porque en tu reino no existen estratos sociales, ni razas ni idiomas;
no existen unos mejores que otros. Todos valemos ante tus ojos por igual.
Gracias bendito Señor por tratarnos de ese modo. De verdad que hemos aprendido
a doblegar nuestro orgullo y a servirte a través del prójimo.
Un abrazo y bendiciones..
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