viernes, 2 de noviembre de 2018

Gracias, ¡Oh Altísimo Señor!


¡Cuán bueno, Señor, es darte gracias y entonar, oh Altísimo, salmos a tu nombre; proclamar tu gran amor por la mañana, y tu fidelidad por la noche, al son del decacordio y de la lira; al son del arpa y del salterio! 
Salmo 92:1-3. NVI.

Lectura: Salmo 92:1-15.  Versículos del día: Salmo 92:1-3.

MEDITACIÓN DIARIA

Sí, sí; ¡es hermoso darle gracias al Señor! ¡Se nos olvida tanto! No somos para nada agradecidos; ni con las personas que nos hacen tanto bien y mucho menos con Dios que ni siquiera vemos. Pero precisamente, si salimos en la mañana a ver la alborada hay un motivo para hacerlo. Y si es al oscurecer, con mayor razón porque bien nos lo dice el Salmista: “tu fidelidad por la noche”; un día más que nos regala. Me fascina sentarme en las mañanas en el balcón de mi hogar a divisar el panorama que tengo enfrente: verde por todos lados, pajaritos que vuelan, garzas blancas y patitos oscuros. Diviso un árbol que se me antoja es el Señor y al que denominé: ‘Jesús, camino a Emaús’. Ya en el atardecer cuando el ocaso empieza sus destellos, como dice la canción de Arnulfo Briceño cantándole a su Llano amado de Colombia (que es el mío también): ‘donde el azul del cielo se confunde con el suelo en la inmensa lejanía’, me embeleso mirando el firmamento emitiendo rayos rojos, naranja, grises, morado quizá, y dispersos en la bóveda celeste inundando el ambiente de calidez y sosiego.  ¡Oh Dios, son tantas las cosas por las que estar agradecido! 
No temamos cantarle al Señor lo que nos salga del corazón. Podemos hacerlo cuando admiramos su asombrosa creación así vayamos caminando. Cuando estamos realizando un oficio; bañándonos, vistiéndonos, comiendo. Aprendamos a darle gracias por el aire que respiramos, por el techo que nos cubre, por el agua que bebemos. ¡Son tantos sus favores! Y tal pareciera que viviéramos inertes. No; que este mes, donde aquí en Estados Unidos se tiene un día para dar gracias, todos aprendamos cada amanecer a voltear los ojos hacia nuestro Creador y le digamos: ‘gracias buen Señor’.

Sí. Gracias, muchas gracias bendito Dios. No solamente por tenernos en cuenta y darnos unas horas más para vivir, sino por las muchas maravillas con las que sabes alegrarnos cada día. Eres Grandioso Señor y a Ti elevamos nuestros ojos y nuestra canción de agradecimiento. ¡Solo Tú Eres digno de recibir toda la adoración y la alabanza por los siglos de los siglos!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: